El análisis de un chicle de más de 5.700 años ha revelado no solo los orígenes de la mujer que usaba goma de mascar sino también el color de sus ojos, los gérmenes que albergaba en la boca y lo que comía gracias al análisis completo del genoma de la mujer.

Un equipo de la universidad de Copenhague ha podido reconstruir quién era la usuaria de la goma. "Por primera vez, se ha podido recuperar un genoma humano antiguo y completo de otra cosa que no fueran los dientes o un hueso", explica Hannes Schroeder, coautor del estudio, publicado este martes en 'Nature Communications'.

La fuente ha sido una goma de mascar, negra, obtenida de una corteza de abedul calentada, "más corriente de lo que se cree, porque se conserva bastante bien" que fue encontrada por el museo Lolland-Flaster en Syltholm, al sur de Dinamarca. La goma, aseguran, no solo ha conservado saliva sino también huellas dactilares y patógenos contra los que luchaban como el virus de la neumonía y el del síndrome Epstein-Barr, responsable de la mononucleosis infecciosa.

"Sylthom es realmente un lugar único. Casi todo está sellado con lodo, por lo que la conservación es estupenda", señala el otro coator del estudio, Theis Jensen.

Estudiando el ADN, los investigadores han descubierto que la persona que mascaba la goma era una mujer seguramente de ojos azules y piel y cabello oscuros, más próxima a los cazadores recolectores de Europa continental que a los del centro de Escandinavia. Y que comía, entre otras especies, pato y avellanas.

Los investigadores suponen que la goma se usaba para aliviar el dolor de dientes, limpiarlos, hacer pasar el hambre o directamente como el actual chicle.