Al menos dos compañeros de clase de Diego González, el niño de 11 años que se suicidó en Leganés (Madrid), dieron detalles a los investigadores de la policía del acoso que sufría por parte de otros alumnos que también les maltrataban a ellos sin que ni los profesores ni la dirección del centro intervinieran. Tanto la carta de despedida de Diego como el acceso a estos testimonios han convencido a los padres de que la fatal decisión está relacionada con esos problemas y que el colegio está haciendo todo lo posible para taparlos .

“Se metían con él otros niños y siempre estaba triste…”, testificó el progenitor de uno de sus excompañeros, según consta en el sumario del caso y han confirmado las propias fuentes judiciales. Su hijo había sufrido también varias agresiones hasta el punto de que llegó a perder un diente en dos ocasiones por lo que llegó a enfrentarse a gritos con el director del centro, el religioso Vicente Ribas.

Otra niña relata como ella era muy amiga de Diego y un tercer compañero. Los tres sufrían la persecución de un grupo de tres niños y niñas, dos de los cuales estaban protegidos porque uno era el hijo de un profesor y otro de un catequista. A Diego le llamaban “empollón de mierda, maricón, soso”, según la niña.

La versión del Colegio Nuestra Señora de los Ángeles difiere. La dirección del centro hizo pública ayer una nota en la que asegura que, “una vez realizadas las investigaciones pertinentes”, sigue sin tener constancia de que haya existido acoso escolar. El colegio recuerda que “nadie del entorno del menor había informado a la dirección de que el alumno no quisiera acudir al centro o de que pudiera tener cualquier conflicto”. H