Una jueza de Arenys de Mar (Barcelona) ha condenado a una inhabilitación de dos años y medio para trabajar en el ámbito docente, deportivo y ocio al dueño de un bar que expulsó de su establecimiento a cinco clientes por ser negros, a los que deberá indemnizar con 300 euros a cada uno.

Los cinco consumidores se encontraban el 15 de mayo del 2016 en la terraza del bar propiedad del acusado, que llamó a uno de ellos y, con «manifiesto desprecio a su raza», según la magistrada, le dijo: «No quiero negros aquí».

Este cliente avisó a sus acompañantes de que debían irse, ante lo que algunos de ellos pidieron explicaciones al dueño, que insistió que no quería «negros» allí.

La jueza subraya que son «inverosímiles» los argumentos del acusado, que alegó que se trató de un malentendido idiomático porque él es argentino y los afectados no hablaban bien castellano.