La ley que prevé despenalizar la eutanasia está varada en el Congreso desde finales de octubre, cuando decayó la enmienda a la totalidad que presentó el PP. El partido liderado por Pablo Casado y Cs, como hacen con otras leyes de la izquierda, usan su mayoría en la Mesa de la Cámara baja para ampliar indefinidamente el plazo de enmiendas. La única diferencia es que los naranjas sí apoyan que se permita en España a los pacientes con dolencias graves e incurables morir y el llamado suicidio asistido. El único problema es, según su argumentación, que primero España debe contar con una normativa que extienda y generalice los cuidados paliativos y después entrar en el terreno de la eutanasia. Y está llevando este convencimiento hasta las últimas consecuencias.

Cs impulsó hace un par de años la ley de muerte digna, que permite una «sedación paliativa» que puede acelerar la muerte. La norma fue aprobada por el Congreso en primera vuelta en diciembre. El inconveniente es que el PSOE se negó a incluir en la misma sanciones específicas, lo que provoca, según la versión de Cs, que carezca de «poder coercitivo». Los socialistas, en cambio, ven suficiente con que las posibles infracciones de médicos o administraciones estén recogidas en leyes autonómicas y en la ley general de sanidad, y no entienden el empeño de Cs de hacer de la eutanasia y la ley de muerte digna vasos comunicantes.

De hecho, el portavoz de Sanidad, Jesús María Fernández, acusó ayer a los naranjas «de bloquear» la eutanasia sin motivo. Lo hizo acompañado de dos familias que entregaron en el Congreso 282.000 firmas para exigir que los enfermos graves «puedan decidir cuando y cómo morirse, sin que constituya un delito».

NEGOCIAR CON EL DOLOR // Los hijos de Maribel Lorente Tellaetxe, enferma de alzhéimer desde hace 12 años, quien pidió a sus descendientes que la «ayudaran a marchar» cuando ya no les reconociera, exigieron a los políticos «dejar de negociar con el sufrimiento» de personas como su madre, que ahora está «desprovista de recuerdo y razón» y «llena de dolor».

Pero, de momento, su petición ha caído en saco roto. Cs no piensa desbloquear el debate de la eutanasia hasta que la ley de muerte digna vea finalmente la luz, convencido de que primero se tiene que establecer «el terreno de juego». Su portavoz de Sanidad, Francisco Igea, sostiene que cuando la ley de cuidados paliativos tenga vía libre, aunque sea sin sanciones, entonces Cs permitirá el debate sobre la eutanasia.

También señaló a los socialistas de «utilizar el dolor» de las familias, al acompañarles en la entrega de firmas, sabiendo de antemano que el único problema para que no haya comenzado ya la ponencia de la eutanasia son las sanciones de la otra norma.

El problema es que mientras ambos partidos se acusan mutuamente, España quizá esté camino de las elecciones generales.