El aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas vivió ayer un día repleto de sobresaltos. Tras verse obligado a cerrar por la mañana durante una hora y 35 minutos por la presencia de un dron, uno de los primeros aviones que pudo emprender vuelo tuvo en vilo a la población al ser seguido al minuto por los medios de comunicación. Un Boeing de Air Canadá con destino a Toronto y 128 pasajeros a bordo sufrió una avería al despegar que le obligó a regresar activando el procedimiento de emergencia. Tras cuatro horas vaciando combustible, tomó tierra sin incidentes.

La jornada ya había empezado con problemas por la espesa niebla. Poco después del mediodía, la situación empeoró. Los pilotos de dos aeronaves distintas avisaron al centro de control de la presencia de un dron.

La compañía Enaire decretó de inmediato el procedimiento Rate 0 previsto para estos casos. A las 12.40 horas quedó cerrado el espacio aéreo. Las pocas aeronaves que no tenían otra opción pudieron aterrizar en la pista más lejana de la zona de avistamiento del dron y el resto, hasta 26, fueron desviadas a Zaragoza, Valencia, Barcelona y Alicante.

SOSPECHOSOS / La sombra de lo ocurrido en el aeropuerto de Gatwick, obligado a cerrar varios días por la presencia de drones en las Navidades del 2018, planeó sobre el personal de Barajas, pero la situación duró poco. La inspección realizada por agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil comprobó que el espacio aéreo estaba despejado y el comité local de seguridad dio vía libre para reabrir a las 14.15 horas. Los investigadores han identificado a seis sospechosos en la población de Paracuellos del Jarama, informa Juan José Fernández.

Cuando la infraestructura empezaba a recuperar la normalidad, poco después de las 15.00 horas, el control recibió el mensaje del comandante del vuelo ACA837 Madrid- Toronto de Air Canadá. Acababa de despegar y solicitaba la puesta en marcha del procedimiento de emergencia por un fallo en el motor.

Los fragmentos del reventón de una rueda afectaron a uno de los motores. No era un caso grave, dado que un Boeing 767-300 de Air Canadá está preparado para tomar tierra en estas condiciones.

SIN DAÑOS GRAVES / Como establece el procedimiento de emergencia, el aparato fue dirigido a una zona despoblada en la que estuvo durante casi cuatro horas soltando y gastando combustible hasta alcanzar el peso que se requiere para el aterrizaje. Un caza F-18 del Ejército del Aire comprobó que no había daños graves y el aterrizaje se hizo sin problemas.

Lo excepcional del incidente fue que al cambiar la ruta de despegue, el avión cruzó el centro de Madrid muy bajo, lo que alarmó a los ciudadanos que tuitearon vídeos y fotos. «Esto, unido a la situación creada por el dron, generó una expectación desmedida para un incidente que se da con relativa frecuencia», apuntaron fuentes aeroportuarias.

El director de operaciones de Enaire, Xavier Benavent, recordó que «los aterrizajes de emergencia son muy habituales, con incluso más de uno por semana en España, aunque suelen pasar desapercibidos».