La ciudad no es para mí», dijo Paco Martínez Soria, pero fue en una película del año 1966. En la España real y actual, investigaciones como la que acaba de publicar el Centro de Estudios Demográficos (CED) de la Universidad Autonómica de Barcelona (UAB) confirman que es la vida en los pueblos la que no atrae para vivir en ellos: «el 60% de los municipios españoles tiene menos de 1.000 habitantes, ocupa el 40% de la superficie, pero a duras penas concentra el 3% de población». Este es uno de los resúmenes del trabajo realizado por el especialista en migraciones internas en España Joaquín Recaño.

A partir del estudio de 4.925 municipios, Recaño alerta de que 1.840 de ellos van camino de la despoblación de forma irreversible. El peor futuro -apunta el documento- es para Castilla y León, Castilla la Mancha, Teruel y la Rioja. «En los últimos años, las causas demográficas de la despoblación rural han cambiado», expone el investigador. «La emigración ha perdido fuerza y han cobrado importancia las pérdidas de gente por muy baja natalidad y mayor mortalidad por envejecimiento, pero el escenario presenta un serio problema de sostenibilidad demográfica», dice.

Recaño avisa que la degradación de espacios construidos y el crecimiento de un bosque desordenado propicio a incendios son el peligro del abandono rural. Por ello, el experto ve necesaria inversión pública para fomentar el arraigo territorial.