La Policía Nacional no ha hallado ningún indicio de «violencia» en el coche de la exesquiadora olímpica Blanca Fernández Ochoa, desaparecida desde el 23 de agosto. El vehículo, un Mercedes clase A negro, fue localizado ayer en un aparcamiento para senderistas de Cercedilla, municipio de la sierra madrileña. Estaba con los pestillos cerrados en el aparcamiento del paraje. La deportista solía ir a caminar por esa zona, donde familiares y vecinos empezaron ayer batidas espontáneas, además del operativo de profesionales ya desplegado. Hoy proseguirán después de que ayer se diera por acabado al anochecer.

El jefe del operativo policial de búsqueda, Pedro Herranz, informó de que el vehículo lleva varios días aparcado en la zona y lo encontró ayer por la mañana Luis Fernández Ochoa, hermano de la desaparecida. «No creemos que pueda ser una desaparición de riesgo o algo forzado», indicó Herranz, sino que la exesquiadora se habría movido por la zona de forma «voluntaria».

COMPRANDO VÍVERES // La familia de Blanca Fernández Ochoa no maneja más hipótesis que las de un accidente durante una marcha de senderismo. De hecho, les refuerza esa hipótesis la información que les ha llegado de que la esquiadora fue vista el pasado sábado en un supermercado comprando víveres, e incluso habría imágenes de cámaras de seguridad de esa compra. «O sea, llevaba alimentos para vivaquear», sostiene el cuñado de Blanca, Adrián Frederighi, convertido en improvisado portavoz de la familia.

La familia mantiene la esperanza. Frederighi ha salido al paso de los rumores sobre un supuesto agravamiento del estado de ánimo de la medallista olímpica: «Blanca estaba bien, con proyectos, y volcada en un sobrino suyo que tiene una minusvalía». El alpinista César Pérez de Tudela, que colabora con el dispositivo de búsqueda, subrayó que Blanca «está en muy buena forma física, a pesar de su edad».

NO LLEVABA MÓVIL // A la familia no le parece extraño que Blanca Fernández Ochoa no llevara encima su teléfono móvil, pues en otras ocasiones ha salido de excursión montañera sin el aparato, y le parece indicativo de su intención de pasear el hecho de que se llevara dos bastones de marcha alpina.

La medallista llamó antes de desaparecer a su hija Olivia, que estaba de vacaciones en Murcia, y le comentó que se iba al norte de España unos días a hacer senderismo. Le dijo que planeaba marcharse unos cuatro días en solitario, algo que le gustaba hacer de vez en cuando, y que igual se iba a hacer el camino de Santiago.

Cogió así su coche el día 23 de agosto y se marchó. Fue la hija quien denunció su desaparición ante la Guardia Civil de Las Rozas, donde reside Fernández Ochoa, y este cuerpo trasladó la investigación a la Policía Nacional. El dispositivo habilitado ayer estaba formado por unas 50 personas e incluía tres helicópteros policiales y de bomberos, además de varias unidades caninas.