El Ejecutivo de Mariano Rajoy ha puesto en marcha la rueda que debería permitir homologar los horarios laborales de España con el resto de los países de la UE, un proceso no exento de obstáculos. De momento, se ha expresado una voluntad a través de Fátima Báñez, ministra de Empleo, quien en el Congreso de los Diputados ha anunciado que buscará un pacto para que, con carácter general, la jornada laboral termine a las seis de la tarde.

Aunque la conciliación necesite de algo más que la fijación de una hora de salida del trabajo, la ministra quiere que las organizaciones empresariales y los sindicatos aborden esta cuestión en la negociación colectiva. El Gobierno, por su parte, estudia las «posibilidades» que tendría el cambio del huso horario. Como medidas complementarias para facilitar la conciliación laboral y familiar, Báñez ha propuesto, en la comisión de Empleo de la Cámara baja, la extensión del teletrabajo y la creación de un banco de horas que permita mayor flexibilidad.

En todo caso, ninguna de estas ideas es nueva, no solo para las empresas, los sindicatos, los trabajadores o los expertos sociales, sino para el propio Gobierno. Mariano Rajoy las explicó, incluso con más detalle, durante una convención del PP en abril.

Hay varias dificultades para llevar estas ideas a la práctica. Una, las reticencias de las grandes empresas. Por ello, la ministra apela a las empresas mayores a que hagan un esfuerzo por cambiar sus actuales prácticas, entre otras, la de dedicar demasiado tiempo, comparado con otros países europeos, al almuerzo.

Con un modelo económico con horarios comerciales cada vez más prolongados y para el régimen de negocio de los centros comerciales y grandes superficies, la conciliación requiere un fino ajuste. Que la jornada laboral acabe a las 18 horas choca con los deseos de los consumidores.