Abusó sexualmente de cuatro alumnos aprovechándose de su superioridad como profesor, lo que le permitió «cometer el delito con mayor facilidad» entre el 2006 y el 2009. Este es uno de los argumentos que expone la sentencia de la Sección 21 de la Audiencia de Barcelona que ha condenado a 21 años y nueve meses de cárcel a Joaquim Benítez, exprofesor de educación física del colegio de los Maristas de Sants-Les Corts, en la capital catalana. Las acusaciones particulares solicitarán hoy la comparecencia del exdocente para requerir su entrada en la cárcel, que todavía no ha pisado. El procesado acudió ayer por la mañana al Palacio de Justicia de Barcelona y, tras notificarle el fallo judicial, salió por su propio pie. Volvió a su casa.

Los jueces establecen también el pago de una indemnización para las cuatro víctimas de 120.000 euros (60.000, 40.000 y dos de 10.000). El tribunal estima que los Maristas son responsables civiles subsidiarios, al ser titulares del centro donde ocurrieron los hechos y el acusado fue su empleado. Además de la pena de privación de libertad, Benítez ha sido condenado a 13 años y ocho meses de inhabilitación para ejercer la profesión docente y la prohibición de acercarse o comunicarse con sus víctimas.

imprudencia // Los magistrados alegan que no se ha atribuido a los Maristas la «producción voluntaria del daño», sino «una conducta imprudente» por la «falta de control» de las acciones del exprofesor. La resolución destaca que a pesar de que se han acumulado denuncias por abusos sexuales anteriores contra Benítez, que se han archivado por la prescripción del delito y que el mismo exeducador declaró en el juicio que la cúpula de la congregación encubrió unos abusos que cometió en 1986, «a lo más» que el tribunal puede llegar es a «tener sospechas», pero «no la certeza» de que la dirección del centro y de la institución tuvieran «conocimiento» de los hechos.

La condena a Benítez es por cuatro delitos de abusos sexuales. En el caso más grave, el exprofesor practicó una felación al alumno, al que, además, pidió que le penetrara. En los otros tres supuestos, hizo una felación a un niño y tocamientos a otros dos. Siempre usaba el mismo patrón: con la excusa de tratar alguna lesión o molestia, convencía a los estudiantes para que acudieran a su despacho, les hacía estirar en la camilla y abusaba de ellos.

El tribunal subraya que «obtiene la convicción de certeza de los hechos», sobre todo, por las declaraciones de las cuatro víctimas. El procesado, recalca, corroboró en su interrogatorio «parte de los hechos delictivos». En concreto, reconoció que había realizado felaciones a dos víctimas.

SIN TRASTORNOS // La sentencia detalla, además, que la pericial forense sobre la personalidad del procesado concluye que no sufre un trastorno psíquico. Apunta que «tan solo se puede hablar» de su «baja capacidad empática», narcisismo y ausencias de criterios de pedofilia, a pesar de que verbaliza sus «impulsos».