Vivir en una zona ruidosa aumenta el riesgo de sufrir un ictus más grave, según constata un estudio colectivo del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), el Hospital del Mar, el ISGlobal y la Universidad de Brown, en los Estados Unidos, que revela que la exposición a altos niveles de ruido procedente del tráfico incrementa en un 30% el riesgo de sufrir un ictus isquémico más grave.

Por contra, vivir cerca de zonas verdes hace caer este riesgo hasta un 25%, asegura el estudio, que publica la revista Environmental Research, y que es el primero que analiza estos factores en relación con la gravedad de un accidente cardiovascular.

Los investigadores han analizado la influencia de los niveles de ruido, la contaminación atmosférica --en concreto las partículas en suspensión de dimensión inferior a 2,5 micras (PM2.5)-- y la exposición a zonas verde.