La reforma del Código Penal impulsada por Anna González, la viuda del ciclista Óscar Bautista, dio ayer el primer paso para convertirse en realidad, al ser admitida a trámite por unanimidad por el pleno de los diputados. Huir del lugar del accidente y tener un siniestro con alcohol, drogas o exceso de velocidad serán considerados delitos, mientras que el atropello de un grupo de ciclistas o peatones puede llegar a comportar hasta nueve años de cárcel.

Como reconocía Anna González, que recogió 200.000 firmas en su campaña #porunaleyjusta, el camino es aún largo. La proposición de ley, presentada por el PP, aún tiene que pasar por la comisión de Justicia y luego volver al pleno.

Sobre la huida del lugar del accidente no habrá discusión. La proposición crea un nuevo delito, castigado con entre seis meses y cuatro años de cárcel a los conductores implicados en accidentes con resultado de muerte que se fuguen del lugar de los hechos.

En la legislación vigente, las fugas están sancionadas en teoría por el denominado delito de omisión del deber de socorro, pero cuando el fallecimiento de la víctima es instantáneo, la fuga queda impune porque la jurisprudencia del Tribunal Supremo ha establecido que no hay obligación de auxiliar a una víctima una vez ha muerto. Eso es lo que ocurrió con el camionero que atropelló a Óscar. Quedó impune pese a dejar a la víctima tirada en la cuneta.

El punto que genera discrepancias es la propuesta de recuperar las faltas leves en el Código Penal para las imprudencias al volante. La reforma se queda muy corta porque solo cuando el culpable del siniestro conduzca bajo los efectos de las drogas, el alcohol o con exceso de velocidad, se considerará que ha cometido una imprudencia grave con resultado de muerte y susceptible de ser penada con hasta cuatro años de cárcel. Las imprudencias leves seguirían sin sanción penal.