La Comisión Europea (CE) considera que el plan Marshall que tanto reclama el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, para acelerar la recuperación tras la crisis del coronavirus debe ser el marco presupuestario plurianual de la UE para el período 2021-2027. «Muchos están haciendo llamamientos sobre algo que llaman plan Marshall. El presupuesto europeo debe ser ese plan que establezcamos juntos para los europeos», dijo la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen.

La alemana zanja así el debate sobre la emisión de deuda conjunta por medio de eurobonos o coronabonos, un instrumento que han reclamado nueve países de la UE, incluida España, para compartir los costes de la crisis y limitar los daños sobre las economías más débiles y al que se oponen con firmeza Holanda y Austria, entre otros. «Todos sabemos que necesitamos respuestas rápidas a la crisis. No podemos sencillamente dedicar 2 o 3 años a inventar nuevas herramientas», justificó. E insistió en que el presupuesto europeo es la herramienta «más fuerte» que tiene la UE. «Es una herramienta poderosa, aceptada por todos los estados miembros. Lo que queremos hacer es darle forma para que se convierta en una parte crucial de nuestro plan de recuperación», ha explicado sin mencionar que a finales de febrero los líderes europeos fracasaron en acordar el presupuesto precisamente por la división entre los países del norte y el sur. El llamado club de los frugales, con Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca a la cabeza, reclamaron un presupuesto limitado al 1% del PIB europeo, lejos del 1,14% propuesto inicialmente por la Comisión y del 1,3% reclamado por el Parlamento Europeo. Von der Leyen, a quien los líderes de la UE han encargado junto al presidente de la UE, Charles Michel, la preparación de un plan de salida, no ha dado ni plazos ni cifras pero sí ha indicado que la Comisión Europea trabaja en hacer ajustes y convertir al nuevo presupuesto «en una señal de inversión muy fuerte».

NUEVO FONdO / De momento, la señal que llega, tal como anunció su presidenta, es la creación de un nuevo fondo denominado SURE (Seguro) para financiar los ERTE y evitar el despido de trabajadores en toda Europa, particularmente en los países más golpeados por la pandemia como España e Italia. Este instrumento de «emergencia» intentará movilizar 100.000 millones de euros a partir de 25.000 millones en garantías que pondrán de forma voluntaria los estados y miembros y que Bruselas utilizará para captar financiación en los mercados financieros con los que después hacer préstamos a los países que necesiten ayuda, que se beneficiarán de esta forma de costes de financiación más baratos.