La devastadora gota fría que arrasó el sureste peninsular con riadas e inundaciones apenas ha revertido la falta de agua en algunos embalses. En términos generales el verano ha sido «seco», según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), con una precipitación media en España de 64 litros de agua por metro cuadrado, un valor que queda un 14% por debajo del valor medio del trimestre según el periodo de referencia (1981-2010). Junio fue muy seco, con precipitaciones muy por debajo del valor normal, seguido por un julio muy húmedo y un agosto húmedo.

El déficit de precipitación del año hidrológico ha estado fluctuando entorno al 15% y el 16% por debajo de lo normal en julio y agosto, y esta media descendió hasta un 12% como consecuencia del «episodio extraordinario de precipitaciones intensas entre los días 10 y 15 de septiembre». Los efectos de la depresión aislada en niveles altos (DANA) fueron especialmente visibles entre Alicante y Murcia y también al noreste de la de Granada, donde se duplican los valores normales.

RESERVAS BAJAS // «La reserva hídrica no ha variado mucho a pesar de todas estas precipitaciones. La mayoría se han producido en la costa y no han alimentado los pantanos tanto como cabía esperar. A pesar de todo, el Segura se ha recuperado algo», explica Antonio Conesa, delegado de la Aemet, quien también puntualizó que habitualmente las reservas del Segura suelen estar bajas dada la pluviometría escasa de la zona y la gran capacidad de embalse, y ahora está al 26%. «La explicación es sencilla: llueve poco y además el consumo es alto sobre todo en riegos para la agricultura, por tanto es difícil ver grandes reservas», dice el experto.

Los efectos de la DANA fueron previstos con suficiente antelación por parte de la Aemet, reivindica Conesa, que pone en valor las «alertas rojas» lanzadas desde la agencia y considera a la vez fundamental tomar medidas preventivas como la limpieza de los cauces, la creación de zonas inundables para quitarle fuerza a las riadas y el dejar margen de reserva en los pantanos.

La crisis climática también se traduce en veranos más largos y más cálidos. La tendencia es clara, según los análisis. Sin ir más lejos, este verano ha sido el décimo más cálido desde 1965. Julio y agosto han tenido en el conjunto de España un carácter «muy cálido», con una temperatura media de 23,8 grados, un valor que queda 0,8 grados por encima de la media de esta estación en el periodo 1981-2010.