Una semana después de la muerte de dos bebés prematuros en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, el centro reveló ayer que la bacteria multirresistente que agravó el estado de salud de los neonatos se propagó por transmisión cruzada, la principal vía de transmisión de gérmenes habitualmente atribuida a una contaminación accidental. Paralelamente, la institución descarta, en la investigación interna que ha llevado a cabo, que hubiera un foco ambiental a partir del cual se propagaran los microorganismos.

Los resultados de la investigación irían en la misma línea que las hipótesis en las que hasta ahora se han basado los profesionales sanitarios. La propagación de la bacteria es algo relativamente frecuente en los ambientes hospitalarios y, por lo tanto, no puede atribuirse directamente a una negligencia sanitaria o las condiciones higiénicas en las que se encontraban las instalaciones.

UCI DE NEONATOS // Fuentes de Vall d’Hebron aseguraron ayer que las conclusiones de este estudio interno sobre la transmisión de la bacteria Klebsiella pneumoniae en la unidad de cuidados intensivos de neonatos ya han sido remitidas al Departament de Salut, que también había reclamado que se tomaran cartas en el asunto para aclarar las vías de transmisión de estos microorganismos resistentes a los fármacos.

Fuentes de la Conselleria catalana confirmaron que mantienen abierta una investigación paralela para esclarecer el caso.

Tras hacerse públicos estos resultados, Vall d’Hebron reafirmó que la bacteria no fue la última responsable del fallecimiento de los bebés prematuros. Las muertes pueden ser atribuibles a una combinación de factores, entre los cuales destacan la edad y el peso de los niños (de 24 y 25 semanas de gestación y de apenas medio kilo). Este cuadro clínico inicial, ya de por sí delicado, dejó a los pequeños expuestos a una enterocolitis, una inflamación del intestino, muy frecuente entre los prematuros.