Luis M.P., de 35 años y acusado de intentar matar a cuchilladas a Juan R.B. a la salida de la discoteca Zeppelin de Castellón en diciembre del 2015, ha sido condenado a siete años y medio de prisión por un delito de homicidio en grado de tentativa.

Así ha podido saberlo Mediterráneo de fuentes del caso, que han confirmado que, además de la pena de cárcel, el ya sentenciado deberá pagar una indemnización de 20.000 euros a la víctima por las lesiones y las secuelas ocasionadas durante la disputa.

Aunque el procesado fue detenido y hallaron grandes manchas de sangre en su camiseta, el arma blanca con la que se apuñaló a la víctima nunca fue hallada.

El procesado, que lleva en prisión provisional desde que fue detenido, dijo durante el juicio tener «lagunas» sobre lo que ocurrió a la salida del local de ocio, debido a «toda la droga y el alcohol que llevaba en el cuerpo».

Sostuvo en su interrogatorio en el juicio celebrado el pasado 28 de octubre en la Ciudad de la Justicia castellonense que él no acuchilló a la víctima, a la que acusó de interponer una falsa denuncia en su contra.

«Yo iba muy mal, salí del local y me di contra un coche. Entonces, él se puso a discutir conmigo y me dio un puñetazo. Horas después, me propinó otro y yo me marché de la discoteca porque no quería problemas», relató el acusado ante las preguntas que le planteó el Ministerio Fiscal.

La versión de la víctima fue, sin embargo, muy diferente. «Discutimos porque vi cómo le daba puñetazos a mi coche sin motivo alguno y después yo le di un tortazo», reconoció el afectado.

«Cuando ya estaban cerrando la discoteca, vino de repente hacia mí y me cogió por la espalda. Yo no noté el pinchazo, pero cuando me separé vi que llevaba la camiseta llena de sangre. Me la quité y descubrí que me había acuchillado», dijo Juan R.B. al tribunal. La víctima contó durante su declaración que tras la agresión estuvo cerca de tres meses de baja laboral y lo echaron.

Además, debido a las lesiones sufridas, tuvieron que extirparle la vesícula, por lo que aseguró tener problemas digestivos, que le obligan a tomar pastillas.

LOS TESTIGOS / Tres testigos de lo ocurrido en los alrededores de la discoteca confirmaron la versión ofrecida por el afectado durante el juicio. «Quien lo apuñaló no podía ser otra persona porque no había nadie más. Por no hablar de que se fue corriendo», manifestó uno de los presentes durante la reyerta nocturna.

Los agentes de policía que acudieron a auxiliarle y los forenses que lo reconocieron confirmaron que Juan R.B. perdió mucha sangre tras el apuñalamiento y que las consecuencias de la agresión hubieran podido ser fatales si el herido no hubiese recibido asistencia sanitaria inmediata.