El Juzgado de Primera Instancia número 3 de Castellón ha condenado al Banco de Santander a indemnizar por daños y perjuicios a los cuatro hijos del castellonense que ganó en el año 2005 cerca de 6,5 millones de euros en la Bonoloto y los perdió en inversiones en productos bancarios de riesgo elevado para los que no tenían conocimiento.

La sentencia, contra la que cabe recurso ante la Audiencia Provincial, condena a la entidad a pagar 46.675 euros respectivamente a tres hijos del afectado y 69.591 a una cuarta al considerar que hubo un incumplimiento contractual del banco respecto de los contratos de adquisición de los valores «por falta de transparencia e información suficiente suministrada a los adquirientes».

Francisco Guerrero Benítez, que ganó en diciembre del 2005 6.497.075 euros en el sorteo, se quedó con el 60% del premio y repartió el 40% entre sus cuatro hijos. Según consta en la demanda, durante toda su vida se ha dedicado laboralmente a la pesca, construcción y un breve periodo de tiempo a la hostelería.

Desde su representación letrada se hace hincapié en que lleva once años tratando de recuperar el premio porque, como consecuencia del «mal asesoramiento financiero» e «ingeniería financiera», en la actualidad se encuentra en la «indigencia» y bajo medicación por depresión.

En marzo del 2014 presentó una demanda judicial ante los juzgados para reclamar la nulidad de los contratos suscritos por el banco y ganó. En el 2017 hubo una segunda demanda de nulidad por parte de los hijos por la suscripción de productos que fueron igualmente declarados nulos y que están pendientes de la resolución del recurso de apelación. Al padre, le queda otro juicio a celebrar el 5 de marzo, en el que reclama otros dos millones.

En la demanda ganada los hijos alegaban que inicialmente el dinero de la Bonoloto se depositó en una entidad, pero, debido a la «mala gestión», se trasladó en 2007 al Santander. El banco les asesoró para invertir, pese a que no tenían conocimientos financieros. Ante el peligro de pérdidas y dado que era una inversión de «altísimo riesgo», vendieron, lo que les produjo pérdidas. Santander deberá ahora cubrirlas.