Nunca lo hubiéramos imaginado». Esta fue una de las frases que ayer pronunciaron en el juzgado de Instrucción 2 de Castellón la madre y el padrastro de A.A.S., el joven de 20 años que fue detenido por la Policía Nacional por su implicación en el brutal asesinato de Miguel Navarro Fernández, Maikel. Los dos acudieron a la Ciudad de la Justicia en calidad de testigos con la esperanza de aportar nuevos datos dentro de la investigación, todavía en fase inicial de instrucción y bajo secreto de sumario.

Tal y como detallaron fuentes cercanas al caso, estos explicaron a la juez cómo fue el comportamiento de A.A.S. durante los días posteriores a anunciarse la desaparición de Maikel, indicando que lo notaron «algo inquieto» y aportaron algunos detalles de su relación con los otros implicados en este crimen, los dos menores, con los que solía reunirse por Castellón. Asimismo, cuando la Policía Nacional lo detuvo dijeron que se sintieron «sorprendidos» y le aconsejaron «que colaborara y contara toda la verdad».

POCO TIEMPO EN ESPAÑA // Y es que A.A.S. apenas lleva 6 meses en España, a donde se trasladó desde Rumanía, su país natal, para vivir con su madre, que mantiene, especificaron estas fuentes, una relación sentimental con un funcionario del Estado en Castellón.

A.A.S. ya declaró en su día ante la Policía Nacional y ante la juez de guardia la jornada que lo detuvieron que su presencia en la casa donde se produjo el crimen había sido «circunstancial», pues uno de los dos menores, el de 17 años, le había llamado para ir a «fumar unos porros». Una vez allí, afirmó, el chico de 17 años «les animó» a él y al de 14 años «a propinarle hachazos a Maikel», al tiempo que les decía: «Me tenéis que ayudar, no me podéis dejar tirado ahora». A.A.S. ya sostuvo entonces que creía que se trataba de un crimen «planeado» por el chaval de 17 años.

Cabe recordar que Maikel fue asesinado a hachazos en la tarde de Reyes en una casa cerca de Lledó. Su familia lo dio por desaparecido y colgaron carteles con su foto por toda la provincia. Tras seis días de pesquisas, la Policía Nacional detenía a los tres sospechosos de 20, 17 y 14 años. Los tres finalmente confesaron el crimen motivado, al parecer, por una pequeña deuda por drogas.