«El puesto es un poco mierda, la verdad, pero no pasa nada. Estamos contentos». Así de clara se mostraba Amaia tras el fiasco eurovisivo. Alfred, por su parte, aseguraba: «Teníamos asumido que nos daba igual cómo quedáramos; lo decíamos en cada entrevista cuando nos lo preguntaban». Tras la gala celebrada en el Altice Arena de Lisboa, con victoria de la canción que representaba a Israel, la pareja española aceptó el resultado: terminaron en el 23º lugar de la gala de 26 participantes. Sumaron 61 puntos, que le otorgaron los jurados de 10 países: 10 de Rumanía, 7 de Chipre y Australia, 6 de Dinamarca y Alemania, 2 de Portugal y Noruega, y 1 de Irlanda, el Reino Unido y Bélgica; y el televoto de tres países (12 de Portugal, 5 de Francia y 1 de Suiza).

Un total de 7.170.000 espectadores vieron la gala. De este modo, pasa a ser la más vista desde el 2008, con una cuota de pantalla del 43,5%, y la cifra más alta de audiencia desde hace diez años. Eso sí, iguala el dato del 2012, año en el que Pastora Soler defendió la canción Quédate conmigo.