«Coser y cantar, todo es empezar». Es la frase con la que Raquel Sánchez Silva despide cada semana Maestros de la costura, el talent show de los modistos que ha regresado con una segunda temporada a TVE-1. Sin embargo, tejer un programa como este no es precisamente coser y cantar, teniendo en cuenta todo lo que mueve detrás: un equipo de unas 150 personas (divididos en dos equipos para las grabaciones en plató y en exteriores) que no pueden dar puntada sin hilo para que el rodaje se desarrolle con la misma precisión que su hermano mayor, el ya veterano Masterchef (ambos de la productora, Shine Iberia).

Hoy (22.05 horas), el concurso realiza una prueba de exteriores en el taller de Desigual, en Barcelona. Frente a unas impresionantes vistas al mar, los aprendices tienen que reproducir mediante la técnica del patchwork una cazadora vaquera que recupera la esencia de los inicios de la marca, rematada con una ilustración de Mickey Mouse.

Entre coloridos rodillos de telas, cajas de botones y maniquís, el incesante traqueteo de las máquinas de coser con las que trabajan los aprendices deja constancia de que el tiempo apremia. «De nuestra profesión solo se ve lo bonito, la pasarela, la alfombra roja, pero eso es una parte mínima. Hay muchísimo trabajo detrás de cada prenda», reivindica Lorenzo Caprile, que conforma el trío de jueces junto a María Escoté y Palomo Spain.

Antes del viaje a Barcelona, los concursantes se enfrentan esta noche al reto que les propone Mahi, una de las participantes del año pasado: confeccionar una prenda con un presupuesto de 25 euros. Una prueba que también hará uno de los miembros del jurado, Palomo Spain. Después, les visitará el diseñador Juan Duyos para asesorarles a la hora de crear bolsos a partir de prendas vintage. Será la ocasión para ver si la tensión en plató sigue estando tan presente como la semana pasada, debido al rifirrafe entre Anastasia y sus compañeros.