Los tiempos cambian, pero la amistad de Las chicas del cable sigue siendo indestructible. Y a prueba de bombas, como quedó constancia en el explosivo final de la tercera temporada de la que fue la primera serie de Netflix producida en España, que estos días regresa a la plataforma adentrándose en el primer año de la Segunda República española.

Ambientada en septiembre de 1931, justo un año después de que la compañía de telefonía donde trabajan las protagonistas saltara por los aires, la cuarta temporada de esta exitosa producción televisiva comienza con las protagonistas explorando nuevos territorios profesionales, sobre todo la figura de Carlota (Ana Fernández), ahora que el exilio forzado del Rey y la instauración de un nuevo sistema político en España auguran la ansiada igualdad de género.