La primera temporada de Mindhunter fue uno de los grandes éxitos de Netflix hace dos años. Llegaba en el momento oportuno, después de que la plataforma se hubiera encargado de revitalizar el fenómeno de los true crimes gracias a series como Making a Murderer o The Jinx (El gafe). Los thrillers procedimentales también vivían un gran momento y en el fondo lo que hacía Mindhunter era unir estos dos enfoques alrededor de una mirada autoral, con un estilo muy pulido, metódico y perfeccionista y una atmósfera realmente malsana en la que no era necesario enseñar ni una gota de sangre para captar el ambiente de podredumbre moral.

Ahora, en su segunda temporada --ya disponible--, la estructura combinará de nuevo la intimidad de los personajes, las entrevistas a los villanos de turno (Charles Manson, entre ellos) y nuevos retos de investigación donde el equipo podrá poner a prueba sus hallazgos, el más importante, el caso conocido como los niños de Atlanta, que se cobró un total de 30 víctimas, todos menores de origen afroamericano.