Ser autónomo nunca ha sido fácil y en tiempos de coronavirus lo es todavía menos. Alquileres, IVA, facturas, cotizaciones sociales...muchos emprendedores se sienten la cala del Estado. Y todo en un momento en que la facturación de sus negocios se ha desplomado. Así es su día a día.

Juan Hernández Gil. Peluquero

El de la peluquería y la estética es otro de los sectores económicos tocados por las consecuencias de la pandemia. La facturación de estos negocios está a años luz de la registrada antes del covid y todo por culpa de la suspensión de las fiestas y la reducción de bodas, bautizos y comuniones. «Sin eventos sociales, nuestra facturación ha caído un 30%»; explica Juan Hernández Gil, propietario de la peluquería Juan Gil de Castelló y secretario de la Asociación Provincial de Peluquería y vicepresidente de la asociación nacional.

En Castellón existen unos 1.500 negocios dedicados a la peluquería y la situación por la que atraviesan la mayoría es crítica. «Necesitamos recuperar el IVA reducido al 10%, ya que es fundamental para proteger al empleo autónomo y evitar más ERTE y cierre de locales», argumenta Hernández, que también reclama un paquete de medidas para dignificar la profesión.

Raúl Sanz. Comerciante

Forma parte de este grupo de emprendedores que cada mañana levanta la persiana de su negocio. Raúl Sanz, de 41 años, posee una tienda de ropa en Benicàssim y asegura que el pequeño comercio es el gran olvidado de esta crisis. «Nuestro sector es el último mono y la Administración podría hacer mucho más de lo que hace», cuenta.

Además de intentar sacar adelante su negocio (Raúl tiene a una trabajadora en nómina), este autónomo explica que desde el punto de vista fiscal la burocracia les ahoga. «Es como jugar a un videojuego en el que hay que pasar pantallas cada mes. Tenemos que dedicar mucho tiempo a la contabilidad y estamos muy regulados y controlados», describe el empresario, que tributa por módulos. La pandemia mermado su facturación y, aunque el verano no ha sido malo, en noviembre bajará la persiana. «En invierno siempre cierro y, este año, con más razón».

Sergio Celades Pintor

Para Sergio ser autónomo es lo mismo que ser un sufridor. «No hacemos más que padecer. Tenemos muchísimos gastos y ahora mismo, con el covid, los ingresos se han resentido y eso que yo no me puedo quejar porque tengo faena», explica este emprendedor de 48 años de l’Alcora y que se dedica a la pintura y decoración de viviendas.

Al igual que el resto de emprendedores de su sector, los peores meses fueron los del estado de alarma. «Primero no había trabajo y, después, la gente tenía miedo de hacer reformas en casa y que entrara alguien de fuera. Ahora las cosas han mejorado algo, pero trabajamos con una gran incertidumbre dado que no sabemos lo que pasará mañana», apunta Sergio.

A Sergio que los autónomos coticen en función de sus ingresos le parece bien. «Ojalá pudiéramos pagar más porque significaría que nuestros ingresos son elevados. Ahora no es así».