Cada día, entre las siete y las ocho de la mañana, se libra una batalla silenciosa en las playas más concurridas de la provincia. A primera hora, de lunes a domingo, decenas de personas plantan la sombrilla y a menudo también mesas y sillas, lo más cerca posible del agua. Luego se marchan a desayunar, a caminar un rato o hacer la compra. A veces no vuelven hasta pasadas tres horas, cuando la arena ya está llena de veraneantes. Esa costumbre no gusta a todo el mundo y las quejas de quienes no madrugan para pillar sitio en la playa han llevado a un número creciente de ayuntamientos de Castellón a declarar la guerra a esa reserva de plazas. ¿Cómo? Aplicando a rajatabla la ordenanza o modificándola para que la policía local puede retirar los parasoles solitarios. El verano pasado ya lo hizo Benicarló y este año se han sumado otros dos municipios de la costa, Peníscola y Alcossebre.

El Ayuntamiento de Alcalà-Alcossebre acaba de aprobar una modificación de la ordenanza de playas en la que se prohíbe expresamente dejar instalados parasoles, sillas y mesas siempre que no se encuentren presentes sus propietarios, por el solo hecho de tener reservado un lugar en la playa. El incumplimiento se considera infracción leve, lo que conlleva una multa de hasta 750 euros. «El verano pasado recibimos muchísimas quejas y veíamos que esta práctica iba en aumento, así que hemos decidido actuar y dar potestad a la policía para que retire esas sombrillas que se dejan a primera hora de la mañana y que provocan discusiones entre veraneantes y que, además, impiden que las brigadas de limpieza puedan hacer su trabajo», apunta Alejandra Roca, concejala de Turismo de Alcossebre, un municipio que pasa de los 8.000 habitantes en invierno a los 85.000 en plena temporada turística.

En Peñíscola la situación es prácticamente la misma y la solución que ha adoptado el Ayuntamiento es similar. Todas las mañanas, la Policía Local informa a los bañistas de que no pueden dejar sus parasoles y marcharse, y retiran las sombrillas solitarias. «No nos constan quejas formales sobre este hecho, ni tampoco discusiones acaloradas, pero sabemos que ocurre y queremos apostar por fomentar la convivencia», aseguran desde el consistorio.

Los alcaldes tiran de imaginación y de ordenanza para poner orden a la proliferación de parasoles sin dueño y otro de los caballos de batalla es la presencia de perros en la playa. Pese a que los reglamentos de todos los municipios de la costa prohíben la entrada de animales, todavía hay bañistas que se saltan la ley a la torera. «Hay gente que todavía no entiende que los perros no pueden entrar y para eso tenemos un tramo del litoral que sí es apto. Lo habilitamos el año pasado y está dando buenos resultados, pero aun así todavía hay bañistas que no respetan la norma y siguen bajando con sus mascotas», describe la edila de Alcossebre.

Si bien el uso y disfrute de las playa está regulado por la ley 22/1988 de Costas, cada municipio puede aprobar sus propias normas para promover la buena utilización de espacios públicos y poner un poco de orden a unas playas que en verano reciben un aluvión de turistas. En la provincia cada municipio del litoral cuenta con su propia ordenanza, y salvo casos puntuales, las normas son muy similares, desde Vinaròs a Almenara. Y la mayoría son de sentido común. Ahí van algunas de las prohibiciones.

LOS PERROS, VETADOS

El grueso de las ordenanzas municipales prohíbe el acceso de animales en las playas y zonas de baño. En Orpesa, por ejemplo, incumplir este artículo se considera una infracción leve y conlleva una multa de hasta 750 euros. Además, el dueño del animal será el responsable de los daños, molestias y prejuicios que el mismo ocasione a las personas, cosas o medio en general.

Aunque la entrada de perros está vetada, buena parte de los ayuntamientos de la costa han habilitado playas aptas para animales. Vinaròs tiene dos, una cala en la playa de les Llanetes y otra en Aiguadoliva. Alcossebre también tiene una y Castellón abrió una en invierno en el Pinar, pero la cerró en abril para estudiar mejoras cara a octubre.

DUCHARSE SIN JABÓN

En casi todas las playas hay duchas, y de hecho es una de las condiciones para lograr la categoría de bandera azul. Pero solo deben utilizarse para quitarse la arena y el salitre del cuerpo, nunca para ducharse con jabón y champú. Esto está prohibido en todas las ordenanzas municipales, como en Castellón, Orpesa, Peñíscola o Benicarló. En la capital, por ejemplo, se considera infracción leve asearse en el mar.

OJO CON LAS PALAS

Entre el kit que llevan muchas familias a la playa se incluyen palas y pelotas. Jugar está permitido, eso sí siempre que no se moleste al resto de bañistas. Peñíscola es uno de los municipios que lo tiene más regulado y en su ordenanza se dictamina que jugar a las palas se puede hacer a un mínimo de 25 metros de la orilla y cuando no se moleste a nadie.

VENTA AMBULANTE

¿Quién no ha visto pasar por la playa a alguien vendiendo bebidas, bolsos, relojes o pareos? Es una imagen habitual en todas las playas de la provincia y en todas está prohibido. Orpesa veta la venta ambulante y la Policía Local requisa la mercancía a todas aquellas personas que, sin licencia, realizan la venta de cualquier mercancía en la playa.

EL VIDRIO, PROHIBIDO

La venta no autorizada está prohibida como también lo están los recipientes de vidrio. En la capital no está permitido el acceso a las playas con objetos que puedan dañar la integridad física de las personas, como recipientes de vidrio, latas, bombonas de gas, líquidos o materiales inflamables. Hacerlo se considera una infracción grave y el responsable se expone a una sanción económica de entre 750 y 1.500 euros.

EL 'PIS', EN EL VÁTER

En casi todas las ordenanzas municipales se prohíbe expresamente la evacuación (deposición, micción...) en el mar o en la playa. Los ayuntamientos se comprometen a garantizar la existencia de aseos en el litoral. En Castellón, Benicarló o Peñíscola, por citar unos ejemplos, hacer pis en la playa supone una infracción leve y acarrea una sanción económica que llega hasta 750 euros.

MÚSICA SIN ALTAVOCES

Escuchar música en la playa no está prohibido. Lo que sí advierten algunos reglamentos como el de Benicarló es que no se permite el uso de aparatos sonoros o instrumentos musicales, cuando por su volumen causen molestias al resto de usuarios del lugar.

NO SE PUEDE ACAMPAR

Acampar en las playas de Castellón también está prohibido, así como el uso de cualquier elemento estable para ocupar espacio en la arena. Los infractores, según dictan las ordenanzas municipales, tendrán que levantar el campamento de manera inmediata a requerimiento policial. Si el infractor no está presente, será la policía quien retire los elementos ilegales y los depositará en un recinto municipal.

PESCAR EN HORAS LIMITADAS

La afición a la pesca también tiene que adaptarse a una serie de limitaciones horarias, en especial durante la temporada de baño, que es desde el 1 de junio al 30 de septiembre. Entre esas fechas, y en la capital, solo está permitida entre las 21.00 y las 9.00 horas, ambas inclusive. En Orpesa, por citar otro ejemplo, el horario para su práctica es de 20.00 a 8.00 horas durante todo el año. También se prohíbe la navegación deportiva y de recreo en las zonas de baño balizadas.