Desde siempre, Isabel Esbrí ha tenido claro que su futuro laboral pasa por la docencia. Lo suyo es vocacional, por eso nada más acabar la carrera de Derecho decidió quedarse en la universidad y seguir aprendiendo. “El hecho de que al principio, nada más salir de la facultad, no encontrara trabajo de lo mío también influyó. Me hinché a mandar currículos, pero no había nada de nada”, cuenta esta joven abogada de 28 años de Peñíscola.

Isabel decidió matricularse en un máster. Invirtió un año en cursar un posgrado en Igualdad de género en el ámbito público y privado. Con el master en la mano decidió seguir formándose. Hoy está matriculada en un programa de doctorado y ya prepara su tesis doctoral. “En este tiempo he tenido suerte y he encontrado un empleo como abogada. Trabajo en un despacho de abogados de Benicarló y, por las tardes, dedico todo mi tiempo a preparar la tesis”.

El tiempo es oro y a Isabel no le sobra. Al contrario, le faltan horas. “Entre mi trabajo en el despacho, las clases de inglés en la Escuela Oficial y la investigación, la verdad es que no tengo tiempo para nada, pero es lo que quiero. Me compensa de sobra y lo hago muy a gusto”, explica la abogada.

El objetivo de Isabel es defender su tesis sobre el Derecho en el ámbito laboral en diciembre del 2017. Puede parecer que falta mucho tiempo, pero ella lo ve a la vuelta de la esquina. “Preparar una tesis es un trabajo muy laborioso. Hay que leer, investigar... Hay tardes que apenas consigo escribir tres líneas”, describe.

Y, ¿después de la tesis? Isabel no se aparta de su objetivo. Si puede elegir, le gustaría dar clases y seguir ejerciendo como abogada. Es su sueño. H