Castellón registró entre finales del siglo XX y principios del XXI una tasa de llegada de inmigrantes que superó incluso la de “un país tradicionalmente receptor de extranjeros como Estados Unidos”. Un boom que se está desinflando en los últimos años a consecuencia de la crisis y que se ha traducido en la marcha de la provincia de 20.000 extranjeros desde el año 2008.

El profesor del Área de Geografía Humana de la UJI Javier Soriano considera que dada la gran cantidad de inmigrantes que llegó en busca de trabajo, “no es extraño que una vez llegada la crisis también salieran. Coloquialmente, diríamos que llegó demasiada gente”.

Y es que las cifras son claras. Según el INE, Castellón ha perdido aproximadamente 20.000 habitantes extranjeros entre 2008 y 2015, los años más intensos de recesión, y, de ellos, unos 14.000 eran jóvenes de entre 25 y 34 años. Afinando un poco más en el perfil, la nacionalidad más numerosa era la rumana.

Unas cifras que suponen que la población extranjera ha descendido en la provincia aproximadamente un 20% en solo siete años.

de bajada // Actualmente, la presencia de este colectivo en Castellón se cifra en 83.599 personas, lo que representa un descenso de 3.513 individuos en un año. El 2013 fue el de mayor sangría entre este grupo de ciudadanos, con una reducción de hasta 14.191 extranjeros en solo un ejercicio.

Y es que hay que recordar que los extranjeros de Castellón sumaban en el 2008 un total de 105.884 personas, lo que llegó a suponer el 17,81% de la población. Una cifra que situaba a la provincia como la cuarta del país con una mayor proporción de oriundos de otros países.

Pese a este éxodo, la presencia de inmigrantes en la provincia de Castellón continúa siendo muy importante, ya que existen tres municipios con una población extranjera que se sitúa entre el 30 al 50% del total de sus habitantes, mientras que hay otras ocho localidades cuyo margen oscila entre el 20 y el 25%.

En el 2014, por otro lado, se produjo a nivel mundial un episodio relevante que afectó a Castellón, que al igual que otros muchos territorios empezó a recibir a personas de Ucrania, Egipto, Líbano o Siria, países que sufren inestabilidad política o guerra. De este modo, se compensaba en parte la salida de ciudadanos rumanos, marroquís, peruanos o colombianos, que continuaban yéndose de la provincia en masa. H