Hay experiencias en la vida que, por más que intentáramos explicarlas, nunca conseguiríamos abarcarlas con verdadera profundidad. Su esencia sólo podría conocerse al formar parte de las mismas, como protagonistas principales o secundarios. Hoy me atrevo a decir que els Pelegrins de les Useres es una de ellas. Lo sabemos quienes cada año peregrinamos hasta Sant Joan de Penyagolosa y ya hemos asumido que podremos explicar el significado de un camino religioso, pero nunca alcanzaremos a regalar lo que, interiormente, aprendemos y sentimos en él. No es fácil desconectar del ruido y de la rutina que nos asfixia, o de las tecnologías. Pero hoy más que nunca es necesario buscar el silencio para encontrarnos con Dios, con nosotros y los demás. La peregrinación es una penitencia para convertir nuestro corazón. Solo los que se dejen llevar por la voz de lo divino y no reduzcan el camino a un ejercicio de senderismo, podrán volver con una nueva actitud ante la vida. H