C on el deporte profesional viviendo los coletazos de la temporada 2019-20, el escalón inferior, categorías amateurs y base, afronta el regreso entre las ganas de retomar el camino truncado por la pandemia tras el verano y la incertidumbre de la evolución del covid-19, la que en todo caso marcará la posibilidad de volver a competir y en qué condiciones.

Aunque hay deportes que contemplan su regreso incluso a partir de septiembre («aun sin protocolos nos habían comunicado la idea de comenzar el 19 de septiembre, algo precipitado porque la situación no está controlada», señala Joaquín Sánchez, presidente del Bisontes de la 2ª A de fútbol sala) la mayoría de calendarios para las categorías no profesionales o de cantera se planifican para ponerse en marcha desde principios de octubre y hasta bien entrado noviembre. Hablamos de los deportes de equipo con más arraigo en la provincia de Castellón.

La Federación de Fútbol de la Comunitat (FFCV), a la espera de lo que decida mañana la Española en su reunión con las territoriales, ya había aprobado una primera propuesta de fechas para sus categorías, entre el 4 de octubre al 15 de noviembre, además de remodelar grupos en Preferente (de cuatro a seis) para acortar las ligas. «En teoría arrancamos el 18 de octubre, pero no las tengo todas. En esta nueva situación no puedes pensar a largo plazo. Nadie te asegura que la temporada próxima se pueda completar y no se paralice por la pandemia», explica Poldi Sorribes, entrenador del Vall de Uxó, que cruza los dedos para que la situación no altere una pretemporada que ya tiene perfilada para empezar a trabajar el último día de agosto.

Las mismas dudas asaltan a otras competiciones que arrastran a un buen número de jugadores. Es el caso de la Liga de Veteranos. «Nuestra idea era comenzar a principios de septiembre, pero la incertidumbre es máxima», apunta Pepe Queral, coordinador de una liga que, pese a la pandemia, ha aumentando la nómina de equipos: de 34 a 36.

En las categorías de base todo es una incógnita en el espectro polideportivo, con todo lo que eso conlleva a la hora de organizar los grupos de trabajo de niños, pago de las cuotas o unos desplazamientos para los que dependen «de los padres, y estos seguramente no podrán entrar en los pabellones», puntualiza Varella.

La travesía a nado de Orpesa, el 22 de agosto, será una excepción, con salidas escalonadas en grupos de 30 nadadores. «El cupo de inscripciones gratuitas que otros años se cerraba en dos días ahora se ha tardado más de un mes. Hay miedo de participar en eventos con concentración de gente, pese a los protocolos», explica Toni García ( Evasion Running).

El ciclismo también tendrá su primera prueba de fuego el 6 de septiembre, en un GP Vila-real reducido a una jornada con meta en Morella, máximas medidas de seguridad y restricción de público a 100 metros de la llegada. A pesar de los problemas, el deporte castellonense quiere salir del túnel. H