El Partido Popular de Castellón revalidaría la mayoría absoluta en la Diputación de Castellón de haber sido los comicios del domingo unas elecciones municipales en lugar de generales. Y lo haría, además, con un caso curioso: consiguiendo un diputado en el partido judicial de Morella, paradójicamente la ciudad natal del actual líder del PSPV-PSOE, Ximo Puig, que aboga por eliminar las diputaciones, y donde los socialistas han permanecido históricamente imbatibles. Con todos los condicionantes que tiene comparar comicios de signo distinto, el escrutinio del 26-J permitiría a Javier Moliner seguir contando con 14 diputados, los mismos que ahora, mientras que el PSOE cedería tres de sus ocho actuales: de ellos, dos irían a la coalición A la Valenciana (tendría cinco, siendo ahora dos de Compromís y uno de Castelló en Moviment) y el tercero a Ciudadanos (ahora tiene dos). El PP seguiría con 14, si bien la Ley d’Hont le daría el citado de Morella y uno más en el partido judicial de Castellón, y perdería uno en el de Nules y Vinaròs.