El president de la Generalitat, Ximo Puig, apuesta por modificar el sistema político español y construir un Estado «federal» que dé mayor capacidad de acción a las autonomías, lo que en su opinión serviría para hallar una vía de solución al conflicto abierto en Cataluña. Y es que, según el jefe del Consell, lo vivido el domingo en la comunidad vecina no es el final de nada, sino «un punto de partida» y, al mismo tiempo, «el mayor fracaso de la política en toda nuestra democracia».

En su opinión, y parafraseando a George Washington, la violencia que marcó la jornada «no es solución para nada» y estuvo provocada por dos líderes políticos, Mariano Rajoy y Carles Puigdemont, que, después, no han asumido «la más mínima responsabilidad» y que parece «que no hayan entendido nada». Y es que, según dijo, a ambos les ha faltado «valentía y coraje para asumir la realidad» y presentar un proyecto alternativo de Estado.

En un desayuno informativo organizado en València por el Fórum Europa Tribuna Mediterránea, el president reiteró su idea de que el Estado de las autonomías está «agotado» y que el nuevo modelo que permita mantener a Cataluña en España debe dar también respuesta a las necesidades de la Comunitat Valenciana, la más infrafinanciada y con un déficit de inversiones palpable. Así, dijo, el proyecto debe ser «común y no impuesto».

inaplazable // «No es necesario más tiempo para actuar, más bien al contrario: llegamos demasiado tarde», apuntó Puig, quien incidió en que se debe abordar esta reforma del modelo de Estado «sin caer en la tentación de que los problemas singulares nos desvíen de una solución que ha de ser conjunta». Fue en el turno de preguntas cuando concretó que en el partido socialista «nos sentimos confortables en una visión federal», que promueve la «singularidad entre territorios y la igualdad entre ciudadanos».

Y, para alcanzar este modelo --y a la vez «cerrar heridas», como las abiertas en Cataluña-- se deben tender «tres puentes»: el diálogo, la reforma de la Constitución y la del sistema de financiación.

Así, propuso constituir «ya» una mesa de diálogo que, a partir del Estatut catalán abolido por el Tribunal Constitucional (que antes había logrado «acuerdo»), permita abordar la situación que se vive en Cataluña, porque «hoy España no es la misma que ayer».

En segundo lugar, se debe afrontar, por fin, la reforma de la Constitución para incluir más equidad entre hombres y mujeres o que «blinde los derechos sociales», dijo. Pero que también otorgue más capacidad de decisión a las autonomías en aquellas políticas que son de su competencia... y que les permita tener voz en Europa. En este punto también propuso la reforma del Senado para convertirlo en «federal».

Y, por último, pero como condición previa, abordar la reforma del sistema de financiación para garantizar, al menos, «la prestación de los servicios públicos fundamentales». Con ella se debería acometer una «reforma fiscal en que se agudice la solidaridad».