Tener un ejemplar de la Carta Magna abierto en medio del escenario, por el capítulo tercero, dedicado a las comunidades autónomas, no es novedad. Cumplir con el «encargo de nuestra Constitución» de perseverar en la lucha por la igualdad de la mujer y contra la violencia de género, reducir las desigualdades y gestionar los derechos de migrantes, no se puede dejar de oír en una jornada como esta, donde la fiesta democrática va unida a la reivindicación. Como también lleva exigiendo el Consell desde hace unos años que «defender la Carta Magna es exigir la reforma del sistema de financiación».

APUESTA FEDERAL // El president de la Generalitat, Ximo Puig dedicó ayer buena parte de su discurso institucional en Alicante a todos esos aspectos, inherentes en cualquier debate que se genera en torno al texto fundamental. Pero no se quedó ahí. El jefe del Consell, en un día muy señalado en el calendario político e institucional abordó otro asunto que tampoco es especialmente original, por el que no oculta su afinidad y que nadie debería verse sorprendido porque forme parte de su manera de entender la reforma de la Constitución. Y ese tema no es otro que el federalismo, insertado en el ADN de parte del PSOE --no del conjunto-- pero que cada vez gana más significación al exponerse en foros y momentos tan señalados como ayer.

Puig lanzó la propuesta y dijo que «a medio plazo hay que reformar la Constitución», respetando sus valores fundamentales pero convirtiendo el Senado en una verdadera Cámara territorial.

Desde la legitimidad que ostenta en su condición de representante del Estado en la Comunitat y como uno de los barones con más peso en el PSOE, el dirigente aseveró que «el gran desafío territorial de España» exige una «reflexión sosegada y profunda» sobre lo que hoy es este país y su arquitectura institucional. «Una reflexión que debe dar lugar --en su opinión--, a una reforma constitucional en sentido federal».

Y «¿por qué federal?», se preguntó Puig. «Porque federar es unir desde la diversidad», se respondió el presidente, que transmitió esta solución como la forma de «cohesionar España y fortalecer la unidad de todos los españoles», sobre todo, pensando en que esa reforma «contribuya a luchar contra las dos tentaciones tan presentes como perjudiciales: el secesionismo y el centralismo».

IMPLACABLES // Además de exponer su visión sobre el futuro inmediato de España y la Comunitat, Puig también se detuvo a analizar algunos aspectos del presente. En este punto, y pese a que no hubo una referencia explícita a la entrada de la ultraderecha en los parlamentos, el jefe del Consell pidió ser «implacables» en la defensa de las autonomías para frenar a quienes «intentan destruir lo más preciado que compartimos: las instituciones democráticas, la cohesión social y la convivencia». Para él, «el material más sólido con el que podemos escribir nuestro futuro en democracia tiene un nombre, diálogo».

Para el president, «nuestra democracia es la decantación de nuestras diferencias en un entendimiento. Es la apuesta por aquello que nos es común y el respeto a la diferencia. Es la casa donde todos caben y todos han de caber. Sin constreñimientos. Sin cerrazón. Es --prosiguió Puig-- el libro colectivo donde conviven de manera armoniosa Miguel Hernández, Rosalía de Castro, Antonio Machado, Xabier Lizardi o Vicent Andrés Estellés». Evocaciones literarias y musicales, como las que después llegaron para ayudar a entender «todas las miradas de la Comunitat Valenciana».

CRÍTICAS DE MAZÓN // La referencia al federalismo de Puig disgustó al presidente de la Diputación de Alicante, el popular Carlos Mazón, que afeó al dirigente socialista su apuesta «irresponsable». El alicantino discrepó del jefe del Consell tanto en el fondo --«porque hemos alcanzado los más altos grados de autogobierno»-- como en la forma, ya que para él hablar de federalismo es «hablar de más barreras entre españoles» en un día, el 6 de diciembre, «para hablar de lo que nos une».

Durante el acto, al que asistió buena parte del gobierno, se entregaron los premios por la Defensa de los Derechos y las Libertades al Archivo de la Democracia de la Universidad de Alicante y al jurista Tomás Vives.