El director del Rototom Sunsplash, Filippo Giunta, afronta la 23ª edición del macrofestival --del 13 al 20 de agosto--, la séptima ya en Benicàssim, habiéndose convertido en el mejor evento reggae del mundo y el certamen más multitudinario de la localidad.

--¿Qué balance hace de estos seis años en Benicàssim?

--Muy positivo, porque las incógnitas cuando llegamos eran muchas y la impresión era que el reggae aquí no tenía mucho éxito. Hoy después de seis años, siete ahora, noto muchos coches pasando con esta música, más jóvenes con rastas, camisetas de reggae o fiestas a lo largo del año. Aparte de haber descubierto esta música, que es muy popular, han visto que el ritmo y la atmósfera es muy tranquila, relajante y familiar. La notoriedad y fama del reggae en España ha crecido mucho y otros festivales empiezan a incorporar escenarios reggae, como el caso del Viña Rock.

-Además ha crecido el público considerablemente...

--Porque se ha difundido la cultura reggae. Y también han descubierto la playa de Benicàssim, y acostumbrados al conflicto de siempre en Italia, con las instituciones y la policía, aquí les ha gustado mucho encontrarse en condiciones de tranquilidad, donde se sienten bienvenidos. Cuando entran en la calle Santo Tomás y la ven llena de banderas y escaparates del Rototom, se emocionan y vuelven. Por eso hemos pasado de los 150.000 del primer año aquí a los 240.000 del año pasado, casi dos veces más de público y la tendencia va en aumento.

En Italia el pico alcanzado fue de 15.000 personas al día y duraba 10 jornadas, unos 150.000 asistentes en total. Cifra que alcanzamos ya en Benicàssim en la primera edición del 2015.

-- ¿Qué expectativas tiene en el aeropuerto de Castellón?

--Son buenas. Y vamos a organizar eventos en los países de Europa donde haya vuelos para animar a pasar las vacaciones en Benicàssim, promocionando no solo el festival sino la localidad.

--¿Cómo va la preventa?

--Un 20% más que el año pasado. Aunque creo que se debe a que cada año la gente se organiza mejor y que no esperan hasta el último momento. Y más del 70% son extranjeros, sobre todo franceses, que este año será una invasión; pero también ingleses, italianos, alemanes y cada vez suben más los turistas del norte de Europa, como Holanda, Bélgica y República Checa. Sube el público extranjero que busca no solo el reggae sino también una localidad turística donde pasar su verano.

--¿Ultimando el montaje?

--Sí. En Italia montábamos el festival durante tres meses y aquí tenemos que ajustarnos a tres semanas. Comenzamos cuando el FIB nos empieza a liberar una parte del recinto. Llevamos desde el 23 de julio. Siempre nos gustaría tener más tiempo porque somos bastante fanáticos de los detalles, plantas, colores... y además tenemos la responsabilidad de muchas familias. Instalamos más de 60 bares y restaurantes, casi 100 tiendas, siete escenarios, dos áreas temáticas, African Village y Pachamama, entre otras zonas.

-- ¿Hay novedades?

--Sí. Cinco clubs. Hemos invitado a equipos apasionados de reggae de países europeos, Francia, República Checa, Reino Unido, Italia y España (Juanita de Valencia). Son carpas con djs y cantantes, donde se podrá hacer un recorrido por cómo se interpreta el reggae en Europa.

--¿Y en el Main Stage?

--El escenario principal cada año se abre a música que no es estrictamente reggae. El año pasado, Major Lazer y Chambao; y este, Macaco y Manu Chao. Intentamos salir del ámbito reggae más estricto y buscar otros artistas que gustan.

--¿Qué tiene que decir sobre las fechas que le han propuesto los empresarios para los próximos cuatro años? Quieren sacar el festival del día 15.

--Me parece interesante que un emprendedor le diga a otro cómo tiene que hacer su trabajo. Cada uno tiene que hacer su trabajo. Organizar un festival es un trabajo muy arriesgado, si no viene gente fracasas. Nuestro festival cuesta tres millones de euros, con artistas y trabajadores, etc. La fecha para nosotros es importante. Después de seis años estamos repitiendo siempre lo mismo. Siempre nos lo piden y decimos que no podemos, si quieren nos marchamos. Vivimos aquí y damos trabajo a muchas personas, unas 30 todo el año; 200 ó 300 los últimos meses; y durante el festival cerca de 2.000. Toda la gente está contratada. Y el año pasado pagamos más de 800.000 euros de impuestos.

--¿Ha cumplido su palabra de negociar fechas con el FIB para celebrar ambos en julio?

--Se ha tenido contacto con el FIB como prometimos, para intentar hacerlo la primera semana de julio si el FIB se traslada una semana y lo hace la cuarta, sino no nos da tiempo para el montaje. El dueño nos dijo que lo iba a estudiar pero ya han anunciado las fechas del 2017 sin decirnos nada. Así que estamos en las mismas condiciones. Ir a final de agosto como nos piden no es viable; nos marcharíamos de Benicàssim. La gente ya vuelve a trabajar o estudiar en Europa.

--¿Alguna otra propuesta?

--Para que el pueblo se beneficie podríamos añadir otro festival en septiembre o final de agosto. Hemos invitado este verano a varios promotores y podríamos compartir infraestructuras. Así, podríamos terminar el Rototom y montar otro festival, que, por ejemplo, podría ser uno de rock, que todavía hay ninguno. H