Larga, aburrida y sin historia. Así definieron buena parte de los aficionados la última tarde taurina de las fiestas de Sant Pasqual de Vila-real. En contraposición, las ganas de pasarlo bien y apurar las últimas horas de los actos se impuso a la exhibición de tres astados.

En un recinto abarrotado de gente, las peñas mostraron el colorido e, incluso, se vieron algunos disfraces entre el público. No faltó la música de charanga y las concentraciones en los casals, repartidos por la vila, donde transitaron los toros sin lucimiento.

El primero en salir de los corrales fue Loreto, número 49, patrocinado por la Comissió de Penyes. El segundo, sufragado por la misma entidad, fue Aviador, número 56. Ambos de la ganadería de Manolo Caro. Fueron dos ejemplares que prácticamente calcaron su papel en la arena y por las calles. Sin ganas, despistados y sin permitir que los rodaors pudieran brillar ante ellos. La única nota positiva fue que se dejaron ver por muchas zonas, pero a modo lento y siempre a la suya.

SIN ARTE // El tercero en cartel siguió una estela similar. Con un juego nulo, Pintado no brindó arte alguno. El animal que impulsó la Junta de Festes llevaba por firma el hierro de Herederos de José Cebada Gago, número 89. Fue uno de los que protagonizaron el esperado encierro de cerriles que dio inicio a las celebraciones el pasado fin de semana. Huidizo, se centró en los viales del norte del espacio urbano dedicado a los bous al carrer. Repartió entre barrotes, algo que les costó astillarse parte de los cuernos. Se vio algún capote torero en la zona de cadafals, pero la falta de transmisión y bravío del morlaco impidió el lucimiento de aquellos valientes que se pusieron cerca del mismo. Entre ellos, El Chorrica, Pascual Molina o Héctor Toràs.

En definitiva, una tarde en la que los toros no dejaron nota destacada ni en sus salidas e, incluso, alguno de ellos tuvo que ser retornado al corral ayudado de una soga de cuerda, perfectamente ejecutada por uno de los expertos taurinos de la organización.

La ciudad despide una semana de propuestas con astados, desde encierros, citas vespertinas y embolados, contando ya los días para el ciclo de septiembre.