El Gremi de Fusters Sant Josep de Vila-real desarrolló ayer su fiesta anual, la cual tuvo como escenarios principales las calles y la basílica de Sant Pasqual. Fue una jornada dedicada a su patrón, el de los carpinteros, que arrancó con un pasacalle que unió la plaza Major, frente al ayuntamiento, y el templo sampascualino, cruzando parte del casco antiguo. La música de la dolçaina y el tabal amenizó el recorrido hasta la iglesia, donde fueron recibidos con un vuelo de campanas.

La eucaristía contó con la participación del alcalde, José Benlloch, y el edil de Tradiciones, Santi Cortells, entre otros concejales de la corporación. Tras la celebración, llegó el momento de la degustación popular de bunyols, que fue regada con vino moscatel.

Los organizadores, agrupados en una asociación artística y cultural, no fallan cada 19 de marzo en su honra a Sant Josep.