El departamento de Patrimonio del Ayuntamiento de Vila-real ha localizado en el solar de una empresa el arco medieval de la que fuera puerta principal del Palau dels Cucaló de Montull, después reconvertido en convento de las dominicas, y que ahora se recupera para la ciudad, según afirma el concejal Emilio Obiol.

«Fue el edificio más importante de Vila-real, desde antes del siglo XVI hasta que fue derruido en 1962», asegura el edil Obiol, quien hace hincapié en que se trata de «un elemento patrimonial de gran valor arquitectónico e histórico». Y añade que «el trabajo de los técnicos del área de Territorio y Patrimonio ha permitido determinar que el conjunto de piedras que hasta ahora estaba almacenado en el solar de una entidad local corresponde al arco de la puerta de la calle Major de este palacio de la vila».

El antiguo casalot de los Cucaló de Montull y posterior convento de dominicas desapareció en los años 60, cuando se derribó para construir en su lugar el edificio donde hoy se ubica el Ayuntamiento. En aquella época, el conjunto de piedras que formaban el arco de la entrada se trasladó, junto a otros restos, a Castellón.

SIN INFORMACIÓN // La documentación recabada por Patrimonio revela que, en el 2002, el entonces gobierno municipal solicitó a la Diputación la devolución de los vestigios, que se autorizó ese año. Sin embargo, hasta ahora no ha existido información ni registro oficial sobre su ubicación.

«Habría que preguntar a los responsables de la época los motivos por los que esos restos acabaron depositados en el solar de una entidad, a la que hay que agradecer que diera el aviso en cuanto advirtió la existencia de este conjunto singular de piedras». «Lamentablemente --agrega Obiol-- este episodio es una muestra más de la dejadez con la que el PP trató el patrimonio local durante sus años de gobierno”.

Con todo, el ejecutivo local valora reubicar estos vestigios en algún lugar céntrico de la ciudad. «Un elemento de esta envergadura no puede dejarse olvidado en un solar; nuestra intención es recuperarlo para la ciudad y darlo a conocer a los vecinos en una ubicación digna de su importancia y de su significado», añade.

«De ahí que una de las posibilidades en las que estamos trabajando es colocar el arco en el acceso al Archivo Municipal, a pocos metros de otra puerta relativamente parecida, como es la de la iglesia de la Sangre, datada en 1541», concluye el concejal de Patrimonio, quien reitera el valor «arquitectónico y la carga simbólica y de identidad patrimonial» de la portalada en cuestión. H