La remodelación del párking de la plaza del Llaurador y la creación de un nuevo espacio diáfano surgido del derribo del pabellón Campió Llorens ha llevado acarreada la reubicación de las terrazas de varios de los bares de la zona mantenían en la antigua zona de aparcamiento.

Una reubicación que, a su vez, viene marcada por un recorte de espacio y, por tanto, una reducción --aproximadamente a la mitad-- de las mesas y sillas de que disponían con anterioridad los establecimientos hosteleros.

Una situación que no gusta a los empresarios por cuanto, como asegura el propietario de uno de los bares, “nos obliga a reducir la oferta de servicio en la calle, lo que también puede repercutir en una merma de ingresos”.

Por contra, uno de los aspectos positivos de la reforma estriba en el incremento de la seguridad de los camareros que, con anterioridad, tenían que cruzar la concurrida calle Ermita y ahora no tendrán que hacerlo, por cuanto las terrazas se sitúan anexas a la acera de la entrada de los bares.

Por su parte, desde el Ayuntamiento, el concejal de Territorio, Emilio Obiol, indica que la reubicación “regulariza” una situación “excepcional”, a la vez que explica que dueños de viviendas anexas no han querido que se instalen mesas frente a sus fachadas, lo que limita estas superficies. H