Estamos en campaña de Elecciones Europeas. Son importantes. No serán una euroconsulta más. El Parlamento Europeo que surja tendrá representan- tes de más países -de 25-, más diputados -725-, más capacidad de poder legislativo, más presupuesto, etc.... Además, esta VI Legislatura conocerá la Constitución europea. Por lo tanto, a partir de ahora ya no tendrá mucho sentido aquello de que la importancia de Europa viene de su capacidad de condicionar nuestras propias decisiones nacionales. A partir de ahora, repito, deberemos empezar a hablar de soberanías plurales y compartidas. Europa somos nosotros y, tomamos decisiones, como españoles y europeos, aquí y allí. Es igual.

Es evidente pues que, por esta importancia de Europa, los partidos y las naciones quieran estar en sus instituciones. Desean influir en la construcción de la Unión. Por ello, y para sacar el máximo rendimiento electoral los partidos más importantes de España, el PSOE y el PP, se han planteado la campaña como una segunda vuelta a las del 14 de marzo. Borrell intentará seguir haciendo el cambio y mantener los 11 millones de votantes. Convencer al personal de que el impulso de regeneración democrática no terminó el 14 de marzo. Para Mayor Oreja, el asunto es otro: recuperar la ilusión de sus votantes. Demostrar que aquel resultado estuvo condicionado por los actos terroristas.

La putada aparece cuando uno se da cuenta de que las elecciones europeas no existen en la conciencia de la gente, ni despiertan pasiones. Aún no se sabe muy bien lo que es Europa. Tal vez por esa circunstancia, sólo el 40% habla de ir a votar. Encima, las elecciones se difuminan entre fenómenos tan mediáticos como la boda de Letizia y la Eurocopa. Por si faltaba algo, los candidatos no explican proyectos europeos, se limitan a las pugnas nacionales. Con el panorama así, me atrevo a decir que lo único interesante en esta campaña es Irak y la recuperación de los debates televisados. Irak: porque ante la división permite el reencuentro de Europa. Los debates porque ayudan a votar con conocimiento de causa.