Sin sensibilidad, sin inmutarse, y menos sin inquietarse. Desde Barcelona, con el mando a distancia, se impone el criterio a seguir sobre cómo deben utilizarse los recursos hídricos en toda España. "Que no me da la gana, a los valencianos ni agua, aguanta el papelón". Todos los días esa es la consigna que se recibe en los Nuevos Ministerios.

Entiendo que haya unanimidad en el PP en el tema del agua. El PP es un conglomerado social de agricultores, hosteleros, jugadores de golf y empresarios. Todos, desde el primero al último, necesitan agua para vivir y disfrutar. Esto sucede aquí, en Castellón, como en Zaragoza, aunque los que somos del lugar la sabemos aprovechar mejor y le sacamos más rendimiento.

Ahora bien, también comprendo que en el PSOE el agua, curiosamente, se les atragante. Francesc Colomer, Iñaki Subías, Avel.lí Roca y Jotaeme Calles discrepan sobre el tema. El primero, por su ascendencia IU y su línea verde, el segundo, porque es cántabro, el tercero, porque conoce la agricultura y el cuarto, porque es el virrey Zapatero. A uno no le van las tuberías, otro no es de la zona, al tercero sí le preocupa la sequía y el cuarto porque recibe argumentarios y cobra un sueldo. Es decir, cuando las encuestas castigan especialmente a ZP por su negativa sin consenso al trasvase resulta muy difícil ponerse la camiseta socialista.

En definitiva, en el PSOE local rezan para que la firme defensa del PHN agonice vía decreto. Los que más defienden el Estado de Derecho son los que recurren al decreto para anular una ley. Curiosa contradicción para los Colomer, Sospedra, que en esta tribuna nos dan lecciones de democracia.