Yo no sé ustedes pero un servidor cada vez que paga por utilizar la autopista de peaje AP-7 se acuerda, entre otros, de aquel señor de Murcia que gobernó este País Valenciano cuerno de la abundancia en mano. Les pongo en antecedentes. La AP-7 se adjudicó a la empresa Aumar por decreto 2052/1971 en su tramo Valencia-Tarragona fundamentándose su desarrollo a través de la ley 8/1972 sobre construcción de autopistas en régimen de concesión.

Dicha autopista por ley debía revertir gratuitamente al Estado el 31-XII-2006, es decir, dentro de 4 meses y, se lo puedo asegurar, va a ser que no. ¿Por qué la concesión no se dejó que terminara en 2006 con el beneficio económico, territorial y ambiental que ello hubiera reportado a los ciudadanos, a las empresas y a las administraciones públicas? Los usuarios, al fin y al cabo todos tarde o temprano, esperábamos la cesión como agua de mayo. Después de 35 años pagando religiosamente por circular y cuando ya se acercaba la hora de la verdad según la cual la empresa devolvería la autopista de acuerdo a lo establecido, va y desde ciertos entornos se decide que a los valencianos nos conviene seguir pagando.

Cuando cojan el tíquet de la AP-7 interróguense por las razones que pudieron manejarse para establecer dicha prórroga. Yo no encuentro ni una para tomar aquella decisión entiendo que al margen cuando no abiertamente en contra del interés general. En un contexto de déficits de carreteras y de vías colapsadas (N-340), amén de multiplicaciones de circunvalaciones y rondas que no hacen sino cuadricular el territorio favoreciendo la reclasificación de suelo agrícola en urbanizable, fue y sigue siendo un sin sentido que la AP-7 en vez de revertir a la gratuidad general en el año 2006 continúe siendo de pago 12 años más, gravando las cuentas de resultados de las empresas valencianas y los bolsillos de los conductores.

Eso sí, a cambio se construyó una salida nueva de la AP-7 en Terra Mítica, se prometieron 5.000 mill/ptas en inversión y se rebajó el peaje en 1998 en un 35%, cuantía que quedó totalmente neutralizada con las continuas subidas de ticket. Sea como fuere, pasados unos años, en el 2003, Abertis, la empresa-grupo concesionaria de la AP-7, obtuvo un beneficio limpio de 355 millones/euros. En fin, los valencianos, como siempre, panxa-contents donde los haya, estamos encantados de conocernos y, al parecer, de conocerles.

La penúltima relación de debilidad de la sociedad castellonense con la AP-7 viene de los ayuntamientos de Castellón, Benic ssim y Orpesa, ese tripartito dirigido por la Diputación, o al revés. Sabido es el esfuerzo presupuestario de estas administraciones para que la AP-7 deje pasar a los camiones pesados de 7 a 10 horas y de 18 a 21 horas durante el verano a cambio de un importante pago en metálico. Sin embargo, la experiencia no parece demasiado exitosa si comparamos el número de camiones que optan por el desvío por la AP-7. Desde algunas instancias sagaces se apunta la posibilidad de regalar un picnic el año que viene para incentivar a los camioneros a usar en esas horas la autopista. ¿Estaremos algún día en condiciones de agradecer tantísima generosidad de unos y otros?

Profesor de universidad