Querido lector:

En vísperas ya de las fiestas de les Alqueries, vuelve la polémica entre la feligresía, el Ayuntamiento y el cura José Navarro, en una reedición de película de Berlanga de la sucesión de hechos ocurrida el año pasado.

Aquella vez, el pueblo de les Alqueries demostró de qué lado estaba, a pesar del aliento episcopal por parte del anterior obispo Reig Pla al polémico párroco que cambiaba la tradición y querencia de la feligresía a su antojo.

Este año, y sin ánimo de mejorar las relaciones, Navarro incluso ha programado las novenas durante los días de fiestas, cuando siempre habían sido antes, precisamente para no coincidir con ellas. Y el actual obispo, Casimiro López, al que la cosa le viene de nuevas, con ánimo salomónico ha querido interceder, aunque sin dar a conocer realmente cuál ha sido esa mediación ni qué resultado ha logrado.

Es decir, tenemos a los feligreses alquerieros celebrando novenas --como siempre, antes de las fiestas-- alternativas a las programadas por el cura, a un Ayuntamiento que no quiere entrar en polémicas absurdas y que mantiene el programa de fiestas como toda la vida y a un párroco que ha organizado procesiones y misas a horas que no concuerdan con el programa oficial y que sigue erre que erre empeñado en hacerlas cuando quiera, sin escuchar con detenimiento a sus parroquianos.

Yo me pregunto, si la Conferencia Episcopal firma la pax con el Gobierno, ¿no lo puede hacer también este original cura?