Una de las diferencias entre el sistema democrático de los países occidentales desarrollados y los que están en vías de desarrollo es la posibilidad de la ciudadanía para intervenir en los asuntos públicos que le atañen. Para ello hacen falta organizaciones civiles que sean capaces de articular las necesidades e intereses de los ciudadanos, en propuestas de negociación con el poder político y que, a su vez, éste sea capaz de estructurar un sistema permeable a la participación ciudadana.

En definitiva se trata extender la democracia hasta el último rincón de la sociedad, para que los ciudadanos se sientan partícipes de la solución de los problemas. Esto, que es una reflexión teórica, en la práctica, es utilizado por muchos políticos como un medio más de propaganda de su actividad o de su no actividad en el ensanchamiento de la democracia. Es un juego de espejos que al final acaba deformando la realidad, pero que reflejan una apariencia de la misma que creemos verdadera.

Algo así pasa con los Presupuestos Participativos que el Ayuntamiento de Castellón puso el año pasado en marcha. Se podía pensar que éstos eran una burla a la ciudadanía, un fiasco que se ha convertido en una gran mentira, bien disimulada y urdida, del equipo de gobierno municipal. Es el fruto de una semilla pobre, que da poca capacidad al ciudadano para intervenir, restringiendo las iniciativas y sin compromiso de ejecución de las que se admiten.

Así, hemos podio leer en la prensa que los concejales de distrito han vetado la mayoría de las propuestas económicas que los vecinos han efectuado para 2007 (la posibilidad de veto del poder político anula cualquier tipo de participación ciudadana). Además, el alcalde, Alberto Fabra, dice que intentará asumir las 36 solicitudes de los vecinos, como si de una gracia emanada de su bastón de mando se tratara, y no como un compromiso democrático con la ciudad.

Si no hay garantías de ejecución, ¿para qué sirven los Presupuestos Participativos? Pero para que no se queden en la duda, de las 38 solicitudes vecinales que se aceptaron el año pasado para 2006, todavía hay 27 no ejecutadas, ni siquiera en obras. Acta publica probanti se ipsa.

Licenciado en Historia