Por segunda semana, algunos centenares de personas se concentraron este miércoles en la plaza del Rei de Barcelona para reclamar la liberación de Albert Vilalta, Roque Pascual y Alicia Gámez, los tres cooperantes catalanes que fueron secuestrados el 20 de noviembre en Mauritania por terroristas islamistas. Es una acción de recuerdo y de reivindicación que los allegados a las víctimas piensan mantener cada miércoles mientras no termine esta pesadilla.

Aunque se trata de un ejercicio testimonial sin efectos prácticos para un feliz desenlace del secuestro, sí sirve para que los ciudadanos no olviden la angustia que sufren las víctimas y sus familiares, que afrontan las fiestas más entrañables del año con tan lacerantes ausencias. Una circunstancia a la que aludió el Rey en su mensaje navideño, en el que con razón se refirió a lo intolerable que resulta, a los ojos de toda ideología, que personas que dedican tiempo y energías a ayudar a los más desfavorecidos --en este caso, de la castigada África-- sean víctimas de la intolerancia de fanáticos cuyo sentido de la justicia dista mucho del sentido común.