El curso de verano Crisi, dona i reforma educativa quiere favorecer el debate sobre a la necesidad de considerar el currículo educativo como una forma de política cultural, que ayude a la transformación de las desigualdades sociales ligadas al género, desde un espacio de reflexión y debate, en torno a las opciones curriculares institucionales unidas a la reforma educativa y a las desigualdades sociales. Consecuentemente, pretende favorecer un espacio de reflexión para generar estrategias que potencien un currículum que pueda favorecer procesos democráticos, de transformación de esas desigualdades desde el concepto de ciudadanía participativa y deliberativa.

Hay otras versiones de la crisis distintas a las versiones oficiales, versiones que consideran el género, y deben ser incorporadas al debate educativo y ciudadano. En el último año dos libros han venido a ayudar en la reflexión a muchos ciudadanos y ciudadanas, ¡Indignaos! de Stéphane Hessel, el único redactor todavía vivo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, recordándonos la urgencia y la necesidad del compromiso y la responsabilidad de cada ciudadano y ciudadana en la actual situación de crisis. En el prólogo, José Luis Sampedro nos recuerda que el dinero y sus dueños tienen más poder que los gobiernos. También que los culpables de la crisis no están sufriendo sus efectos, sino la ciudadanía. En Reacciona, coordinado por Rosa Maria Artal y prologado por Hessel, se anima a la ciudadanía a defenderse de los especuladores. Uno de sus autores, Javier Pérez, denuncia la reducción del presupuesto de Educación para el 2011 en 1.800 millones de euros y evidencia que cuando la educación es insuficiente, cuando la cultura no es un derecho, la democracia es incompleta. Recordemos que en el País Valencià el 40% de la oferta de plazas educativas ya es de la empresa privada concertada.

La concentración del 15-M en la Puerta del Sol de Madrid ha sido el detonante de muchas más concentraciones y acampadas en el resto del Estado. También en nuestra ciudad. Porque la sociedad civil ya está harta, porque nos identificamos con la indignación entendida como resistencia a lo que es inaceptable, a lo que atenta contra la dignidad ciudadana. Y se han ofrecido argumentos, alternativas y propuestas que nadie debería desestimar o silenciar. El género y su relación con la educación también forma parte de dichas propuestas y en todas las asambleas ha estado presente el problema de la desigualdad.

Desde la educación, Jaume Martinez Bonafé (2010) nos recuerda que se están produciendo formas alternativas de participación social, movimientos urbanos y agentes sociales de gestión ciudadana que tratan de revitalizar lo común y lo público. Y lo hacen al margen de los partidos políticos.

Todavía hay que evidenciar que los recursos y oportunidades son diferentes para hombres y mujeres. La pobreza también es el factor determinante en relación al analfabetismo de las mujeres y las niñas. La población femenina con estudios universitarios ya superó en el año 2006 a la masculina, el curso anterior las mujeres obtuvieron el 58% de los títulos universitarios. También las mujeres superan a los hombres en las tasas de graduación en todos los niveles. Pero nada de esto se traduce en las expectativas laborales posteriores.

El colectivo del profesorado, en todos los niveles, está formado mayoritariamente por mujeres, pero su número desciende según se asciende en los puestos ligados a la toma de decisiones. El techo de cristal afecta a todos los trabajos y cuando aumenta la jerarquía o los cargos de poder efectivo el número de mujeres desciende.

No olvidemos, además, que las mujeres se sitúan en los trabajos más precarios, peor remunerados y a tiempo parcial (que es femenino en todos los países europeos), lo que también influye en que su cobertura de paro sea inferior a la de los hombres. Pensemos en la importancia de este tema en el conjunto de 5 millones de ciudadanos y ciudadanas en paro, un 45% de los y las jóvenes.

Hay muchos más argumentos para favorecer el debate en torno a este grave problema para poder transformar las desigualdades sociales. La crisis económica producida por la especulación aumenta la desigualdad de las mujeres, una situación que ya era desigual de partida, sobre todo para las mujeres que sufren exclusión social. Àngels Martinez (2011) señala que es una tarea urgente el reconocimiento del trabajo no remunerado, las redes sociales y el cuidado de los demás como una parte fundamental de la economía, aportando calidad de vida a las personas y como base de la misma democracia porque cuando los beneficios crecen de manera desmesurada sobre los salarios, las mujeres deben dedicar todavía más horas al trabajo en la casa para compensar la pérdida de ingresos salariales. Son las mujeres las que con su responsabilidad y sus trabajos, insuficientemente valorados, representan un amortiguador importante de las tensiones sociales.

Hay otras posibilidades económicas, como el movimiento ciudadano de Islandia que pide investigar y castigar a los especuladores que han provocado la crisis; otros modelos de educación y de investigación, ya defendidas por la comunidad científica internacional, que frente a la mercantilización neoliberal promueven una red solidaria de universidades que no compiten entre sí en el mercado, sino que se refuerzan mutuamente en sus planes de docencia, investigación y extensión; las mujeres también han formado parte del movimiento ciudadano junto a los hombres pidiendo democracia en el norte de África; en Italia un millón de mujeres se han manifestado contra el machismo de Berlusconi exigiendo dignidad y respeto; también las mujeres de los países empobrecidos a costa del enriquecimiento de otros países son las que buscan nuevas vías alternativas económicas y sociales para salir adelante... Reflexionar sobre cómo todos estos acontecimientos y sus representaciones mediadas y culturales repercuten en la sociedad, la educación y la cultura escolar es importante para fomentar, en el estudio y la formación de género en la educación, la igualdad real de las personas para el desarrollo de la sociedad desde un modelo más justo y solidario. H