Querido lector:

Según el secretario general del PSPV, Jorge Alarte, los delegados de su partido para el congreso de Sevilla donde elegirán al secretario general y a la nueva Ejecutiva que regirá los destinos del PSOE en los próximos años, tendrán libertad de voto-- faltaría más-- aunque le gustaría que fueran unidos.

Dado el maremágnum de ideas, intereses, ambiciones y zancadillas que ahora mismo es el PSPV nadie sabe, ni siquiera sus líderes regionales o provinciales, qué es lo que ocurrirá con la delegación valenciana en ese congreso. Lo único cierto, según publicó Mediterráneo hace unos días, es que los líderes actuales del socialismo castellonense y los futuribles (salvo uno) no han querido posicionarse por lo que parece que serán las dos opciones principales. La de Alfredo Pérez Rubalcaba, que ayer mismo comunicaba su intención de presentarse, o la de Carme Chacón, que lo hará en los próximos días tras iniciar la carrera congresual con el famoso manifiesto.

Salvo Ximo Puig que se ha alineado con esta última, ni Francesc Colomer, ni Amparo Marco, ni Paco Toledo, ni Antonio Lorenzo, ni José Benlloch, ni Enrique Navarro, se atrevieron a decir esta boca es mía a la hora de mostrar sus simpatías o afinidades con la laxa excusa de que aún no había candidatos.

La verdad es que ninguno se quiso mojar por muchas causas, aunque la mayor de ellas es la de la estrategia, no cara al congreso federal, sino a los de aquí, al regional y al provincial. Todos quieren apuntarse a caballo ganador... una vez sepan cuál es el ganador, claro, siguiendo la estela del propio Jorge Alarte, el más indefinido de todos. Y no por falta de criterio, que por supuesto se le supone, sino por una gravísima falta de seguridad en sus fuerzas o en las de futuras alianzas.