El PP pierde la mayoría absoluta en apenas medio año de gobierno, pero el PSOE no se beneficia de ello. Este es, en lo que respecta a la intención de voto, el resumen del Barómetro que hoy publica Mediterráneo. Que se complementa con otro dato que llama mucho la atención: tanto el Gobierno como la oposición obtienen la desaprobación de más del 50% de los encuestados. Solamente los electores del PP aprueban hoy la actuación de Mariano Rajoy frente a la crisis.

La razón de que el PSOE no aproveche el desgaste del PP hay que buscarla tanto en que no ha sabido transmitir una imagen de solidez en la fase de renovación que ha iniciado como en que un segmento no menor de los ciudadanos considera que los socialistas tienen buena parte de responsabilidad en la situación actual debido a la gestión de José Luis Rodríguez Zapatero en sus últimos años en la Moncloa. En cualquier caso, la consecuencia es que son los partidos pequeños, UPD e IU, los que crecen en intención de voto, en torno a tres puntos. Es pronto para aventurar si esta tendencia se consolidará a medida que se acerquen las elecciones del 2015, pero revela que la factura de la crisis es elevada para los partidos de gobierno. Que el 58% de los ciudadanos no tengan confianza en el PP, y que el 60% no la tengan en el PSOE, es significativo. Como lo es también que, aunque ningún líder político apruebe, Alfredo Pérez Rubalcaba y Rajoy sean los peor valorados.

No es contradictorio con eso que, dada la gravedad de la crisis, una mayoría que llega al 78% se decante en favor de un Gobierno de concentración de PP y PSOE. Pero es un deseo que, pese a predominar en todas las franjas del electorado, tiene pocos visos de ser realidad, a la vista de que los dos grandes partidos ni siquiera son capaces de ponerse de acuerdo en los temas de Estado. Cuando estaba en la oposición, el PP argumentaba que no apoyaría una política económica que consideraba equivocada, y ahora cree que le basta con la mayoría absoluta para gobernar y privilegia los acuerdos en Bruselas antes que los que podría alcanzar con el PSOE. Los socialistas, por su parte, ofrecen un pacto, pero seguramente con la boca pequeña, en espera de que el Gobierno se estrelle y gane terreno la posibilidad de la alternancia en la Moncloa.