Quizá no sean, los días venideros, de la dureza que relata, en la Guatemala de los años 50 del pasado siglo, Mario Vargas Llosa en su reciente novela Tiempos Recios, pero los agricultores está claro que no lo van a pasar bien.

A la pandemia, que les cierra mercados y multiplica costes --nuevos impuestos incluidos--, se suma la Política Agraria Común y la inoperancia frente a la plaga del cotonet, que amenazan con terminar con una forma de vida, la de nuestros agricultores cuidando unos campos que aportan el oxigeno que precisamos y depuran el aire que respiramos. Con 62 años de media, es nuestra tierra la de menor relevo generacional de toda España.

Por segunda campaña citrícola consecutiva, el gobierno de Pedro Sánchez, y su Ministerio de Agricultura, han decidido no solicitar la autorización extraordinaria del uso del tratamiento tradicional --metil-clorpirifos-- para luchar contra la plaga del cotonet de les Valls, mientras Italia sí lo ha hecho.

Y ello, mientras el Consell de Ximo Puig, y la consellería de Compromís miran hacia otro lado, entre tibios e incapaces de presentar tratamientos alternativos contra las plagas, para no dejar a los agricultores indefensos ante esta situación.

Esta decisión política ha causado, y va a causar, enormes daños al campo de Castellón y de toda la Comunitat Valenciana, que es la que mas superficie de cítricos perdió a lo largo del 2020, pues según el propio Ministerio se abandonaron 556 hectáreas de huerta, sobre todo en mandarina, mientras regiones como Andalucía ganaron 455 hectáreas de cítricos.

El daño estimado para el sector citrícola en la campaña 2020/21, según AVA-ASAJA pudo ser de 113 millones de euros --80 de ellos en nuestra provincia-- en daños directos, por la pérdida de 380.000 toneladas de mandarinas y naranjas, pero en esta próxima campaña el perjuicio será muy superior, pues la plaga se ha extendido --tras estar confinada en una comarca durante más de una década-- por toda la Comunitat Valenciana y la hemos exportado a las vecinas Murcia y Tarragona.

Línea de ayudas

Por todo ello hemos solicitado que los responsables, bien sea por acción u omisión, creen una línea de ayudas que permita compensar, al menos, el 50% de las pérdidas causadas por ambos gobiernos.

Como también pedimos la pasada semana, y fue unánimemente respaldado, que la nueva Política Agraria Común, negociada por el Ministerio a espaldas de autonomías y organizaciones agrarias, mantenga los fondos por encima de los actuales y que al sector no se le limite el acceso a los 140.000 millones de las subvenciones europeas para la reconstrucción. Pues curiosamente sabemos ya que los arroceros recibirán la mitad que hasta ahora, pero la compañía aérea venezolana Plus Ultra ha logrado 53 millones de los mismos recursos españoles que se hurtan a ganaderos y agricultores.

Portavoz de Agricultura Grupo Popular en las Cortes Valencianas