Querido/o lector/a, los que nacimos en el siglo XX, y aunque no participamos en ninguna guerra, sabemos de guerras. Y lo digo porque durante aquel siglo la especie humana consiguió grandes éxitos en la ciencia y la tecnología, pero no fue pacifico. Cerca de 200 guerras y centenares de millones de muertos adornaron su historia. Entre ellas, nuestra guerra civil. Pero en todas, de forma tácita, pactada o, simplemente impuesta por las circunstancias, siempre han existido tiempos y espacios de paz o, incluso, colectivos e instituciones a las que no se les tocaba ni en plena batalla. Razones todas ellas conocidas pero que, si las hago presentes, es porque en la ofensiva del PP y las otras derechas contra Sánchez y su Gobierno no hay (ni por caridad humana ni por fatiga) treguas ni momentos de paz. Así es.

Tanto que, a pesar de que la moción de censura contra Rajoy era legal y, posteriormente han perdido las ultimas elecciones generales, siguen acusando al gobierno de ilegítimo. Mas aún sabiendo que el gobierno de Sánchez no inventó el covid, le acusan de criminal y asesino. Ante las ayudas de la Unión Europea viajaron a Bruselas y a Estrasburgo para decir que no le dieran tanto Sánchez porque es un mal gestor. Ahora, con los indultos, y a pesar de que saben que González y Aznar se los concedieron a terroristas y golpistas, señalan a Sánchez y al gobierno de violar la Constitución o los declaran ilegales... Así es que, por desgracia, tengo la impresión de que todo esto seguirá hasta el día de las próximas elecciones generales. ¿Saben lo peor? Que la obsesión por el poder hace que política en democracia pierde su componente esencial e indispensable, el diálogo, y los ciudadanos un derecho básico, la posibilidad de que ante el drama social del covid y sus consecuencias exista un entente con el gobierno en defensa del bien común.

Analista político