Conocí a Silvana hace unos años, tenía 21 años cuando llegó de Brasil a España. Se había graduado en psicología y tenía mucha ilusión de estudiar en España y empezar un master. Su madre reside aquí desde hace 10 años.

La historia de Silvana es similar a la de muchas otros hijos e hijas de mujeres migrantes que se quedaron a cargo de sus abuelas u otros familiares, mientras sus madres trabajaban en el extranjero. Son niños y niñas que crecieron lejos de sus madres, que en algún momento de la vida se vuelven a reencontrar y lo hacen con un título de Formación Profesional o universitario bajo el brazo. Se han podido formar gracias a las remesas familiares que mes tras mes enviaban sus madres, también padres, con el objetivo único de que recibieran educación, formación y conocimiento en su país.

Las remesas familiares consisten en el envío de dinero, vía bancos o empresas de servicios financieros, por parte de los inmigrantes desde cualquier parte del mundo a su país de origen, destinados a cubrir gastos básicos para la subsistencia de sus familiares. En otros casos para sufragar los costes de la educación y formación de sus hijos e hijas en el país de origen. Existe una estrecha relación entre las remesas y la migración.

Las remesas han alcanzado niveles máximos en los últimos años. Se trata de 554.000 millones de dólares o 503.000 millones de euros enviados a países con renta bajas y medias en el año 2019. Los países de la Unión Europea y de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos) no pertenecientes a la UE, representan juntos el 55% de las remesas mundiales totales.

Estas remesas tienen una gran importancia en la Agenda 2030 para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en tanto se busca con ello reducir los altos indicadores de pobreza y carencia que afectan a millones de personas en todo el mundo.

En el escenario de la pandemia mundial por el covid-19 en la que nos encontramos las consecuencias en el ámbito sociolaboral están a la vista. Se han perdido millones de empleos de trabajadores migrantes, afectando la vida de muchas familias en los países de origen, que dependen de las remesas familiares para subsistir y en algunas circunstancias, como el de Silvana, para poder prepararse hacia un futuro mejor.

Hoy 16 de junio es el Día Internacional de las Remesas Familiares, un reconocimiento para los millones de trabajadores migrantes en todo el mundo que se esfuerzan cada día para contribuir al bienestar económico y un futuro mejor para sus familiares, especialmente de niños y niñas.

Diputada autonómica de Unides Podem por Castellón