Hermanos: Hay un problema ahora encima de la mesa sobre las instalaciones fotovoltaicas de grandes superficies. Hay quien considera una barbaridad que puedan ubicarse estas instalaciones en suelo rural y que debería estar totalmente prohibido. Ello evidencia que no se han leído la ley, pero sí que se han tragado todos los bulos que circulan últimamente por las redes sociales.

Precisamente esa ley, prohíbe la instalación de fotovoltaicas en suelo protegido medioambiental y urbanísticamente. Y si un ayuntamiento considera que en su término municipal no deben ubicarse estas instalaciones, tiene medios urbanísticos para evitarlo.

Para tanto coche eléctrico como parece que va a haber solo hay dos soluciones: la tradicional (centrales nucleares, centrales térmicas…) o sustituirlas por energías renovables. Y, en tanto no inventemos otras estas son las eólicas y fotovoltaicas. Ambas ocupan territorio. Ambas tienen un impacto paisajístico para el paisaje de hoy. Ambas molestan a la vista de algunos.

Pues que lo pongan en los tejados de las casas y en las naves industriales, me dijo una vez un amigo. Esto, que es fácil de decir es difícil de obligar por muchas circunstancias. La propiedad de las edificaciones, muy atomizada, es un gran problema de muy difícil gestión.

¿De verdad que vamos a poner en riesgo la descarbonización y desnuclearización de nuestra economía por una cuestión estética que es reversible? ¿De verdad que preferimos dejarles a nuestros hijos nuestro carbono y residuos nucleares a cambio de que nuestros delicados ojos no pierdan la vista espacios rurales sin interés ecológico o paisajístico? ¿De verdad?

Urbanista