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Basilio Trilles

AL CONTRATAQUE

Basilio Trilles

El callejero

La autoridad municipal del momento tiene el plácet de modificar el callejero, ahí cada cual con su responsabilidad y conciencia. En los últimos tiempos hemos visto actuaciones tan descabelladas (es la tercera vez que lo cuento) como la supresión del nombre del almirante Cervera en una calle de Barceloneta, porque a criterio de la alcaldesa, Ada Colau, y sus socios de gobierno, el héroe español de Cuba era un fascista. Así vamos. Un lejano día llegamos a creer que la reconciliación entre españoles era posible. Iniciada con el abrazo de Carrillo y Fraga en aquel extraordinario 1977, momento en el que Adolfo Suárez, con la aquiescencia de Juan Carlos I, legalizó el Partido Comunista. Entonces, digo, albergamos la esperanza de que España, tras cuarenta años de dictadura era capaz de dar una lección de insospechado calibre iniciando, vencedores y vencidos, el irrenunciable camino del reencuentro, la generosidad y la reconciliación. Camino que algunos privilegiados, ya nos va pesando la edad, tuvimos la suerte de jalonar en los años de la Transición, ante el asombro del mundo.

Cuarenta y seis años después de la muerte de Franco y del franquismo, nos vemos retrotraídos a una especie de cápsula de la noche de los tiempos, menospreciando la voluntad de quienes hicieron posible la construcción de esta sociedad democrática ejemplar, homologada en garantías y derechos entre las primeras del mundo libre. Habría que preguntar ahora a Pasionaria, Alberti, Tarradellas, Rubial y un amplio abanico de antifascistas, qué les parece el revisionismo que vivimos en 2021. Lo que ellos y otros muchos luchadores por la libertad decidieron desde la legitimidad de víctimas, ahora se les enmienda desde partidos y asociaciones de investigadores. Unos con buena fe y convencimiento. Otros por revanchismo e interés electoralista.

Discusiones y escasos informes

Después de meses de discusiones y escasos informes, que yo sepa los solicitados a un grupo privado y al Cronista Oficial de la Ciudad, al que imagino han metido en un berenjenal, todo parece indicar que los nombres de tres ilustres castellonenses serán retirados del callejero: Fernando Herrero Tejedor, Carlos Fabra Andrés y Joaquín de los Santos Vivanco. No seré yo quien vaya a discutir la legitimidad para ejecutar semejante decisión. Empero, considero que si bien los respetables miembros del Grup per la Reserca de la Memoria Històrica de Castelló investigan, otros también lo hacemos y sin parapetarnos detrás de unas siglas. En el caso de Fernando Herrero Tejedor, su espíritu estuvo en el feliz desenlace de la Transición. Desde 1955 hasta su muerte en accidente de tráfico en 1975 tuvo como íntimo colaborador a Adolfo Suárez. Sí, Herrero Tejedor fue cuatro meses ministro franquista y secretario general del Movimiento y Suárez su segundo, al que transmitió el sentimiento aperturista que nos llevaría a la democracia. El final del franquismo solo podía llegar de forma pacífica desde el seno del propio sistema, y el castellonense Herrero, al igual que Fraga, estaba en ese convencimiento.

Respecto a Carlos Fabra Andrés, creo que sólo se le puede tildar de afecto al Movimiento (como lo fueron el Rey, Suárez y otros muchos que hicieron posible nuestro Estado de derecho), extremo que quedó plenamente finiquitado con la Constitución del 78. Fabra Andrés fue el alcalde que impulsó el Castellón moderno y al que los poderes fácticos locales cortaron las alas por considerarlo un revolucionario.

El comandante Santos Vivanco, héroe de la guerra de África, Medalla Militar Individual, murió en el frente ruso en 1942, tras haber protegido a una familia de campesinos de las tropelías de las Waffen SS. Era un militar profesional sin adscripción política.

Periodista y escritor

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