El Periódico Mediterráneo

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Basilio Trilles

BABOR Y ESTRIBOR

Basilio Trilles

Sánchez fumándose un puro

Es lo que tiene el poder por el poder: las tragaderas suelen ser infinitas. Así estamos en este viacrucis llamado España. El sarcasmo de Groucho Marx se ha impuesto a la filosofía del otro Marx, Karl. Aunque no sabemos qué es peor, si una cosa o la otra. En este río revuelto el refranero vuelve a hacer honor, confirmando la ganancia de pescadores. Pescadores de ventaja, claro, como los tipos de Bildu, Podemos, ERC y otros más de la cuadrilla anti Régimen del 78 que mantiene a Pedro Sánchez en el confort de la Moncloa. Semejante Frente Popular ha arremetido en bloque contra Felipe VI, al hilo del Mensaje de Navidad del Rey, con episodios especialmente obscenos. El primero de ellos protagonizado por el grupo político que forma parte del Gobierno. La portavoz podemita, Isa Serra, no ha tenido empacho en señalar: «¿Para qué sirve la Monarquía?», añadiendo: «Ha sido epicentro de relaciones ilegales» . En el mismo sentido Serra argumentó la necesidad de «avanzar hacia un sistema republicano». Blanco y en botella, viniendo de una marca política que tiene varias carteras en el consejo de ministros del mismo Ejecutivo que dice ser defensor de la Constitución que legitima la Corona, con declaraciones tan rotundas de Pedro Sánchez: «La Monarquía no está en peligro». Empero, ni el presidente ni nadie del PSOE ha salido a la palestra mediática para enmendar la plana de sus socios de Gobierno. Sigue primando el cambalache y el interés del momento. Principios e integridad quedan volatizados como aquello tan manido de seguir al sol que más calienta. Quien más calienta la poltrona del poder son once brasas, cada cual intensamente candente en favor de sus propios intereses.

Abocando a Cataluña a la ruina

Los independentistas de la falacia histórica y lingüística, los mismos que están abocando a Cataluña a la ruina económica y al enfrentamiento social, colaboradores oportunistas en mantener a Sánchez, tampoco se han quedado cortos tras la intervención del Rey. En boca del presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, han seguido la estela frentepopulista reivindicando la República y tildando de vacío el mensaje de Felipe VI. Ojo, el tal Aragonés es el representante del Estado en la comunidad que preside. Y Sánchez callado, como quien otorga. Hombre, el excelentísimo presidente del Gobierno del Reino de España algo tendría que decir ante la rebelión retórica de Aragonés. O es que Sánchez, atados los presupuestos, se fuma un puro sin inmutarse ante la provocación intolerable de quien ostenta el poder de una administración autonómica integrada en el Estado del que Sánchez es presidente y Felipe VI jefe supremo. Que Cristina Narbona, presidenta del PSOE, aplauda al Rey está muy bien. Pero el excelentísimo Sánchez tiene el deber de llamar al orden a quien, estando sometido al ordenamiento de nuestro modelo democrático, intenta pervertirlo.

En el ataque al Rey, dentro del contexto de las corrientes que desean acabar con la Monarquía, encontramos la guinda indeseable de HB Bildu, en voz de Mertxe Aizpurua, portavoz en el Congreso de la formación impregnada de la criminal trayectoria de ETA. La tal Aizpurua soltó la verborrea de costumbre sobre la utilización de la Constitución por parte del Monarca, argumentado: «Es una operación para que todo siga como si no hubiera pasado nada». No está mal en boca de la representante de la coalición que estos días ha incorporado como vicesecretario de Sortu, partido heredero de Batasuna, a David Pla, último jefe de ETA. Días antes los de Bildu aclamaron al etarra Mikel Antza, citado a declarar por el asesinato de Gregorio Ordóñez. Mientras tanto, Sánchez fumándose un puro.

Periodista y escritor

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